La edad media de emancipación en España ha subido hasta los 30 años, pero no es que los jóvenes no quieran abandonar el nido, es que no pueden. El precio del alquiler se sitúa ya en 11,9 euros el metro cuadrado, según el último informe de precios de Idealista. Cuando los gastos de la vivienda suponen más del 80% de lo que se gana, marcharse de casa de los padres para muchos no es una opción. Para intentar darle la vuelta a esa situación la Administración ofrece algunas ayudas que faciliten en la medida de lo posible a los menores de 35 años, los más afectados por el coste de la vida.
En ese sentido, el bono joven de alquiler es una ayuda del Gobierno destinada a los jóvenes de entre 18 y 35. Esta ayuda consiste en una subvención mensual de hasta 250 euros durante dos años que se destina a pagar el alquiler de la vivienda habitual. Ahora bien, no está disponible para todos, hay que demostrar que se está trabajando y que la renta anual no supere los 23.725 euros, es decir, que se gana menos de 1.800 euros al mes.
El coste del alquiler debe ser de menos de 600 euros al mes, o menos de 300 euros si lo que se alquila es una habitación, aunque las comunidades autónomas podrán incrementar hasta los 900 euros el alquiler máximo mensual en determinados municipios, previo acuerdo de la Comisión de Seguimiento.
Además, hay que tener la nacionalidad española o de algún estado de la UE, se debe acreditar la titularidad de un contrato de arrendamiento y la vivienda debe ser la residencia habitual mientras dure la ayuda. Este bono lo conceden los departamentos de vivienda de las comunidades autónomas, y cada una tiene sus propios plazos. Para conocer la situación en tu región debes acceder a la web y consultar el estado.
Lo interesante es que se puede combinar el bono joven de alquiler con el Plan Estatal de Ayuda a la Vivienda. Esa compatibilidad abre un abanico de opciones que puede permitir a muchos jóvenes percibir una ayuda que cubra hasta el 75% de la cuantía del alquiler. Esto se debe a que sumando los 250 euros del bono joven a los 600 euros extra que, en el mejor de los casos, puede ofrecer el Plan Estatal, se puede llegar a cubrir tres cuartas partes de lo que hay que depositar cada mes para vivir bajo un techo. Un empujón que, aunque insuficiente, puede ayudar a que independizarse no sea una opción irreal.