Destinar una vivienda, una parte de ella o una habitación al alquiler vacacional se ha convertido en un recurso que muchos propietarios aprovechan para incrementar sus ingresos o simplemente para pagar los gastos y la hipoteca. En Uppers hemos consultado con un experto en el sector inmobiliario cómo poner tu casa en alquiler vacacional.
El primer punto a tener muy claro es que el alquiler vacacional es una actividad económica que debe declararse como cualquier otra y tributar por ella, es decir, por los ingresos que se van a percibir. También implica solicitar la concesión de una licencia para alquilar ese espacio que da lugar a un número de registro y aplicar las tasas turísticas correspondientes, donde cada comunidad autónoma se rige por sus propias normas y condiciones.
Con esto presente, antes de tomar la decisión de alquilar, es imprescindible comprobar si en la actualidad existe una demanda suficiente de inmuebles como el que se tiene previsto ofertar por la misma zona. Otro punto es el estado de esa vivienda que se convertirá en vacacional ya que tiene que cumplir unas características y disponer de unas mínimas comodidades.
A ello se debe añadir el tiempo que dispone el dueño o el futuro responsable de ese negocio, porque una vez arranca hay que atender a los huéspedes y la propiedad: limpiar la casa hasta el último rincón y todas sus superficies, porque no debe quedar un solo resto, un pelo o un papel de los inquilinos anteriores; recibir a los huéspedes o dotar la casa de una caja de seguridad para dejar las llaves; revisar el funcionamiento de la caldera, de los electrodomésticos y del menaje; mantener en buen estado los muebles y los colchones; disponer de sábanas, toallas, mantas y textiles suficientes…
Incluso suma muchos puntos ser cuidadoso y prestar atención a los detalles. Dar la bienvenida con el desayuno para el primer día, una botella de vino, flores, jabón, gel, champú, papel higiénico, fruta fresca, etcétera. Junto a todas estas características que diferencian a una vivienda están las normas que debe establecer el propietario en cuanto a la organización de fiestas, consumo de tabaco, tenencia de animales…
Actualmente, los inquilinos opinan qué les ha parecido el alojamiento en las plataformas y en los mismos buscadores como Google. Los comentarios positivos y negativos sobre la experiencia en la propiedad son leídos escrupulosamente por los futuros alquiladores.
Después hay que tomar la decisión en cuanto a cómo publicitar la vivienda vacacional. Hay distintas opciones como ir por libre y disponer de una web propia con las dificultades que darse a conocer conlleva. Los motores de búsqueda de Internet la posicionan cuanto más lejos mejor porque quienes más pagan aparecen en los primeros lugares. Otra opción para el dueño es precisamente sumarse al carro de esas plataformas inmobiliarias que se han especializado en los alquileres vacacionales y hacen que la vivienda aparezca de forma destacada.
El proceso para darse de alta en estas plataformas, como por ejemplo en Airbnb.es, es muy sencillo. Otra cosa diferente es cumplir con la legalidad que impone cada comunidad autónoma. En la ciudad de Barcelona, el ayuntamiento está llevando a cabo una campaña de inspección para que todo aquel piso que se anuncie en esta plataforma disponga obligatoriamente de su licencia turística y que por tanto esté inscrito en el Registro de Turismo de Cataluña. La misma práctica se está aplicando en muchas otras ciudades como Palma de Mallorca. La finalidad es declarar la actividad y competir en igualdad de condiciones con el resto del sector turístico.
En cuanto a la propiedad en sí misma es necesario hacerla atractiva de algún modo, que llame la atención por sus líneas simples y depuradas, colores neutros y decoración básica y minimalista o apostar por detalles vanguardistas, líneas más clásicas, un aire rural o alpino… Todas estas características, es decir, la personalidad del alojamiento, marcan la diferencia y allanan el éxito definitivo del negocio como tal.
El precio por el alquiler es la segunda baza. Cualquier residencia vacacional conlleva unos gastos para su mantenimiento dejando a un lado los impuestos (IBI o basuras). Hay que valorar las facturas de los suministros (electricidad, agua, gas, Wifi, etcétera), al igual que los gastos de la comunidad. A partir de aquí y en función del precio por noche de las propiedades de la zona y sus características ya es posible establecer su valor en euros por día. Este precio debe definirse en proporción al coste del inmueble en cuanto a su ubicación y su estado y el coste de mantenerlo y adaptarlo según la temporada y los fines de semana.
Otro añadido es que ese alquiler vacacional se debe considerar como una inversión para perder “el apego” a los enseres que se encuentran en la vivienda. Esos elementos pueden quedar cubiertos por un seguro de modo que se arreglen o se sustituyan en caso de sufrir desperfectos, roturas o incluso robos.