Hace más de 40 años, a comienzos de la década de los años 80 un pueblo de la provincia de Burgos, a solo 40 kilómetros de la ciudad, quedó totalmente deshabitado. Lo mismo que a Bárcena de Bureba les ocurrió a otros tantos pueblos del interior de España que poco a poco fueron perdiendo a su población durante aquellos años cuando la gente decidía poner rumbo a las ciudades para prosperar. Desde la pandemia no son pocos los que decidieron abandonar las urbes por el medio rural, por lo que proliferó la venta de pueblos como Bárcena de Bureba, que tras dos años ha encontrado dueños.
Tal y como el Diario de Burgos avanzó hace unas semanas, un matrimonio de origen holandés con dos hijas ha comprado el pueblo que salió a la venta en 2022 por 350.000, aunque el precio final que se ha pagado por las más de 50 viviendas que conforman la pequeña localidad no se ha especificado.
Las casas que forman Bárcena de Bureba tienen diferentes tamaños y cuentan con suministro de agua y luz, pero ahora hace falta un gran trabajo de rehabilitación en muchas de esas casas que pueden recuperarse para volver a ser habitables, pero primero deben pedirse las licencias de obra. En total, una parcela de unos 25.400 metros cuadrados de los que 4.000 están construidos.
Eso sí, lo que destaca por encima de todo es la iglesia de San Julián y Santa Basilisa, de origen románico, que conserva el ábside, el presbiterio y el campanario barroco en estructura de espadaña.
Hace más de una década los planes para Bárcena de Bureba eran diferentes, pues Marcelino Ruiz, su hasta ahora propietario, quería convertirlo en un complejo hotelero y de ocio que la crisis de 2008 desmontó.
Por el momento quieren restaurar primero una casa y luego ir poco a poco con las demás para desarrollar el pueblo como ecoaldea en la que poder tener viviendas para uso residencial y otras para destinadas al turismo con un objetivo claro, promover el cultivo ecológico y sostenible. Los nuevos propietarios confirmaban a el Diario de Burgos que quieren destinar seis hectáreas a un bosque lleno de árboles frutales.
El matrimonio asegura que hay un gran número de holandeses interesados en el lugar para pasar allí temporadas, por lo que se han planteado ofrecer alojamiento y comida a voluntarios que quieran participar el proceso de rehabilitación de la localidad.
Desde que medios de Países Bajos se hicieron eco de la noticia, comentan que “nos han escrito personas jóvenes dispuestas a venir aquí y colaborar con el proyecto, también jubilados que quieren una casa en Bárcena”.