El parquet es un revestimiento de madera que se instala en el suelo de muchos domicilios. La sensación al pisarlo es cálida y acogedora con lo cual encaja estupendamente bien en zonas frías. En cuanto a sus acabados, acompañan tanto a una decoración clásica como moderna.
El único aspecto a tener en cuenta es que es más delicado que otros materiales a la hora de la limpieza y el mantenimiento. En Uppers hemos consultado a un fabricante nacional cómo se puede limpiar el parquet y principalmente cómo limpiar el parquet sin dañarlo.
Según los especialistas, se llama parquet a aquel revestimiento compuesto de tablillas de madera maciza que alcanzan una longitud de hasta 45 centímetros. Para instalarlo se pega con cola blanca para madera en una superficie porosa y dura como una solera de cemento, baldosa, plaqueta o madera.
Después es necesario acuchillarlo y barnizarlo con un barniz que proporciona el acabado final en brillo, satinado o mate. Los tipos de madera que se suelen utilizar son roble, jatoba, haya, olivo, fresno, acacia o eucalipto. Por todo ello, necesita un cuidado más puntilloso que los demás revestimientos ya que el parquet es vulnerable a la humedad y a los cambios de temperatura.
Hay muchas marcas comerciales de limpiadores para suelos delicados o de madera. Al comprar uno de ellos, lo más adecuado es seguir las instrucciones de uso del producto y primero hacer una prueba en un área poco visible. En ocasiones ciertos ingredientes químicos pueden reaccionar inadecuadamente con algunos tipos de madera y alterar su estado.
Para una limpieza convencional se debe barrer con una escoba de cerdas suaves o pasar el aspirador con un cepillo que también incorpore esas cerdas más delicadas. Cuando no haya manchas será suficiente con darle brillo con una mopa mullida de algodón. Los fabricantes aconsejan que nunca se abuse del agua para que la madera no se hinche ni se estropee.
Por tanto, con fregar el parquet cada quince días será suficiente. Lo habitual es usar una pequeña cantidad de limpiador (medio tapón) disuelta en unos cinco litros de agua limpia y fregar el suelo con una fregona extremadamente escurrida. Después conviene secarlo con una mopa de algodón y ventilar la habitación para que se seque cualquier resto de agua o humedad.
También existen productos abrillantadores para cuando tras varios años desde su instalación el parquet empieza a perder el lustre. Su aplicación requiere un trabajo más costoso porque hay que frotar con insistencia toda la superficie para conseguir el efecto deseado. Los fabricantes tampoco aconsejan abusar de estos abrillantadores.
Otra de las formas de limpiar el parquet es con el método tradicional que usaban nuestros abuelos. En vez de comprar productos limpiadores lo fabricaban ellos mismos en casa simplemente con vinagre blanco y un jabón neutro en polvo. En un cubo con cuatro litros de agua tibia se disuelven 50 ml de vinagre y una cucharada de jabón. Después se friega el suelo con una fregona siempre muy escurrida, se seca el resto de humedad y se ventila la habitación.
Los aceites esenciales también son muy adecuados para el parquet porque son desinfectantes. El proceso es añadir unas diez gotas de un aceite esencial en cuatro litros de agua. Los de lavanda, árbol de té, eucalipto, limón o pino impregnan la estancia de un olor muy agradable y nutren el suelo.
Para las manchas del parquet o las rayas que hacen las suelas de los zapatos funciona muy bien el bicarbonato y el vinagre. Primero se espolvorean los puntos críticos de la madera con un poco de bicarbonato y a continuación se rocían con una solución de vinagre y agua a partes iguales. Tras dejar actuar la mezcla unos minutos, se retira con un paño limpio y suave frotando hasta que desaparezcan las manchas o los rayones.
Por último, para su mantenimiento es necesario prestar atención a las costumbres de casa. Por ejemplo, no arrastrar sobre el parquet una silla o una mesa. Es importante además proteger las patas de todos los muebles con fieltro para evitar los arañazos. A la hora de barrer o aspirar siempre hay que utilizar cepillos de cerdas suaves y sobre todo evitar la humedad. Como hemos explicado, se debe fregar con una fregona muy escurrida.
Incluso es necesario prestar especial atención a las plantas que se colocan sobre el suelo. Hay que protegerlas con un cuenco o plato de plástico grueso para que no traspase el agua del riego. La humedad oscurece la madera, la desprende del pavimento y la levanta. Por último, el exceso de calor tampoco es recomendable con lo cual es mejor evitar los rayos directos del sol sobre el parquet cerrando las cortinas o bajando las persianas.