Tener nuestra chimenea preparada antes de que llegue el invierno es fundamental y, aunque parezca que el momento de encender la chimenea queda muy lejos, antes de que nos demos cuenta tendremos que hacerlo. Poco a poco, la temperatura del exterior ha comenzado a bajar y, con ese descenso, es momento de pensar en organizar nuestro hogar para esos meses en los que vamos a pasar irremediablemente más tiempo en él.
Lejos de lo que pensamos, la chimenea también necesita su mantenimiento. No basta con comenzar la temporada de frío y encenderla sin más, sino que es importante realizar una serie de labores previas a ese momento. Estas tareas nos permitirán mejorar su rendimiento y economizar el calor que aporte a nuestro hogar. Así que no esperen a que sea imprescindible encenderla para comenzar a preparar nuestra chimenea.
Lo primero que tenemos que hacer es limpiarla. Aunque pueda parecer una odisea a simple vista, es mucho más sencillo de lo que parece y más que importante. Tenemos que tener en cuenta que, con el paso del tiempo, el tiro de la chimenea va acumulando hollín y otras sustancias que pueden hacer que arda peor y, según el tipo de combustible que utilicemos, que incluso sea peligroso el tener esta acumulación de partículas (entre las que se encuentra una de las más inflamables y nocivas, el alquitrán).
Una chimenea limpia evitará esos humos que en ocasiones invaden la estancia en la que se encuentra generando malestar. Y, está claro, la intención de encender la chimenea es todo lo contrario. Si realizan la tarea de deshollinar cada cierto tiempo, su chimenea lo agradecerá y, de esta forma, el mantenimiento será más sencillo y la efectividad de nuestra fuente de calor mayor.
Llama a un profesional que limpie bien el conducto de salida del humo y revise que esté en buenas condiciones o si hay que hacer alguna reparación. Es recomendable hacer esta revisión una vez al año. Asegúrate que el tiro funciona correctamente, una forma de hacerlo es abrirlo y encender un papel de periódico. Si el humo es aspirado hacia arriba, puedes estar tranquilo. En caso contrario, llama a un profesional.
Una vez lista la chimenea para dar calor, también es importante revisar otro factor igual de importante que su correcto funcionamiento: la seguridad. Y es que la chimenea no deja de ser una fuente de fuego y evitar cualquier percance es más que fundamental. Por eso, es importante pasarle revista al estado exterior de la chimenea garantizando, por ejemplo, que las juntas de los azulejos refractarios están selladas y, en caso de que no lo estén, sellarlas con cemento refractario específico para ello.
Tampoco está de más, en el caso de las chimeneas abiertas de leña, revisar si nuestra rejilla salvachispas cumple con su función. Debe asentarse bien en la embocadura de la chimenea y permitir que tanto los niños como nuestras mascotas estén a salvo del fuego. Es una manera muy sencilla de disfrutar con total tranquilidad de ese calor tan especial que desprenden las chimeneas.
Ya con los deberes hechos antes de que llegue el invierno, solo queda aprovechar una noche fresca de otoño para inaugurar nuestra chimenea. Una manera de encender ese calor de hogar de esta estación previa al frío.