La palabra hipoteca a veces nos da un poco de miedo, un escalofrío por la espalda. Tener que pagar durante unos buenos años una cantidad de dinero para que finalmente tu casa sea completamente tuya. En la mayoría de casos una hipoteca lleva mucho esfuerzo, años de sacrificio y ahorro para poder saldar esa deuda. De ahí que se asocien las hipotecas a gente joven o adultos con estabilidad económica, alrededor de los 40 años. Pero lo cierto es que no solo ellos pueden pedir hipotecas, aunque parezca mentira, los mayores también tienen posibilidades siempre que cumplan los requisitos que la entidad bancaria estipula.
Realmente no existe una ley o una norma que diga hasta qué edad se puede pedir una hipoteca, pero está claro que los bancos son quienes corren los riesgos, por lo que son ellos quienes determinan a partir de qué edad ya no conceden más, y si lo hacen es a través de unas condiciones y tras un estudio de solvencia que avale que no va a existir riesgo de impago. Aún así, muchos mayores desean comprarse una segunda residencia en la que pasar sus vacaciones, la casa donde quieren pasar su futura jubilación o porque creen que ha llegado el momento de comprarse el hogar que siempre han soñado y que por determinadas circunstancias nunca lo hicieron.
Pedir un crédito a partir de cierta edad no cabe duda de que es un tanto arriesgado, tanto para la entidad como para ti. Cuanto mayor se es, más alta es la cuota mensual que se debe abonar, pues el plazo de pago se reduce. Por ello, cuando las entidades bancarias conceden una hipoteca a personas con un rango de edad alto, intentan que el plazo de finalización no supere los 75 años, aunque en ocasiones se pueda permitir a la persona llegar a los 80 años.
Esto quiere decir que si ya estás sobre los 60 años, puede que sea tu última oportunidad para pedir una hipoteca, pues el plazo de pago sería de unos 15 años o en casos muy puntuales 20 años. A partir de esta edad ya sería mucho más complicada la concesión de una hipoteca, pues los plazos se reducirían considerablemente y la cantidad mensual se elevaría demasiado. Es una decisión complicada, pero si crees que puedes hacerle frente y dispones de unos ingresos estables, puede que sea el momento de hacerte con la casa de tus sueños.
Como en cualquier hipoteca, los bancos estudiarán tu solvencia para asegurarse de que no existe riesgo de impago. Así, analizarían los ingresos mensuales, si está cercano a la jubilación qué pensión le correspondería en un futuro o si cuentan con alguna propiedad, ya sea una vivienda o un local, a su nombre que pueda generarle beneficios, por ejemplo si recibe un alquiler mensual por ella. De esta manera, la entidad valorará la estabilidad económica para poder hacer frente a una hipoteca en un plazo más reducido de lo normal.
Pero algunos bancos también pueden pedir algunos requisitos extra para garantizarse que no existirá riesgo de impago en ningún momento. Por eso, en ocasiones puede pedir que el cliente tenga contratado un seguro de vida o incluso un aval de algún hijo. Es decir, cubrirse las espaldas con alguien más joven que tenga un nivel de ingresos estable que pueda servir de colchón en caso de que existiesen problemas futuros.
Al tener una cuota mensual más alta, el punto anterior es uno a los que más valor le da la entidad y que también tú debes estudiar. Pues debes ser consciente de que la cantidad que pagas va a ser superior a una hipoteca estándar. Por ello debes estimar de cuánto dinero dispondrías cada mes y si tus ahorros son suficientes para no terminar endeudado. Una hipoteca es una carga que llevarás durante años, evalúa si realmente te compensa a largo plazo.
Las hipotecas pueden dar más de un dolor de cabeza la pidas a la edad que la pidas, siempre habrán requisitos y cláusulas que tendrás que cumplir si quieres que te la concedan, pero cuando ya se es mayor hay que valorar las posibilidades mucho más. Lo más importante es no poner en riesgo tu bienestar, pero si puedes hacerte cargo de una hipoteca en un plazo más reducido lo tenemos claro, es el momento de que te hagas con esa casa que siempre has soñado. Porque nunca es tarde para vivir como realmente quieres.