Ubicada en plena puerta de Alcalá, Millenium es seguramente la comunidad de propietarios más elitista de España. El edificio dispone de obras de arte en las zonas comunes, además de un lujoso gimnasio, sala social, piscina cubierta y piscina abierta en la azotea del edificio, desde donde puede verse una impresionante panorámica del Retiro y de la propia Puerta de Alcalá. Entre los vecinos de Millenium se encuentran los Villar-Mir, los Alcocer o la familia de Carlo Ancelotti. Los 8.000 euros que cuesta el metro cuadrado de suelo no están al alcance todo el mundo. Podría pensarse que el alto poder adquisitivo de los propietarios es un antídoto contra los conflictos vecinales. Pero no.
Los medios se han hecho eco de las disputas entre los inquilinos de la planta baja (una famosa sastrería) y los dueños del edificio, denunciándose mutuamente abusos e irregularidades. La convivencia entre vecinos, aunque sean multimillonarios, puede ser complicada desde el primer momento. Es una relación que se juega a cara o cruz. Todos comparten un espacio común sin conocerse de nada: un terreno abonado para el conflicto.
"En mi comunidad siempre ha habido algún que otro roce. Es lógico cuando convivimos tanta gente y usamos mucho las zonas comunes", explica Margarita Rodríguez, presidenta de una comunidad de vecinos situada al noroeste de Madrid. Con la pandemia la situación ha ido a peor. "Recordar casi continuamente llevar puesta la mascarilla, no utilizar el ascensor en grupo, respetar la distancia de seguridad en la temporada de piscina… La verdad es que siempre he intentado interferir lo menos posible en la vida de la comunidad, pero en este caso tengo que intervenir más de lo que me gustaría", señala esta ama de casa, que se ve atrapada en la presidencia de su comunidad, ya que con las restricciones de aforos y sin que los colegios de administradores reconozcan el voto online, las juntas de vecinos y las renovaciones de cargos están en el aire.
Los roces entre vecinos pueden durar años. ¿Qué ocurre con las nuevas incorporaciones? "En mi urbanización ha habido varias mudanzas durante la pandemia, tanto de ventas como de alquileres, y el balance, la verdad, es mejorable. Algunos, por desconocimiento de las normas de la comunidad, y otros, por desgana, nos encontramos con que no se respetan las zonas comunes ni tampoco preguntan si hay alguna norma o estatuto que deban respetar. Es como si vivieran en la jungla de puertas para afuera y crean situaciones incómodas, sobre todo para el resto de los vecinos, que sí respetan y cuidan toda la urbanización", asegura Margarita Rodríguez.
Algunos de estos comportamientos están motivados por un desconocimiento profundo de la gestión de una comunidad de vecinos. "En el caso de los alquileres, depende de lo que se negocie entre propietario e inquilino. En muchos casos, los gastos de comunidad los asumen los propietarios, de manera que los inquilinos no son conscientes de lo que cuesta mantener su comunidad y no lo valoran. No les 'duele' ese dinero porque no lo pagan y eso se nota en su comportamiento. También hay propietarios descuidados, claro. Con eso hay que contar", señala.
Ante la irrupción de vecinos incómodos, ¿existe algún mecanismo que permita impedirlo? Dicho de otra manera, ¿tienen algún poder las comunidades de propietarios para aprobar la entrada de algunos vecinos? "En España, la Ley de Propiedad Horizontal no indica nada sobre supervisar la admisión de nuevos vecinos", explica Javier Espín Granizo, abogado y administrador de comunidades de Tu Finca Administradores. "Las juntas de propietarios sí tienen que aprobar, por ejemplo, el uso de los locales del edificio, si es que los hay, pero nada más", señala este profesional.
Sin embargo, en otras partes del mundo, las personas que aspiran a vivir en un edificio deben someterse al veredicto de la Junta de propietarios. En Nueva York, en el famoso edificio Dakota donde vivió y murió John Lennon, la propia Madonna tuvo que sufrir el escrutinio del resto de propietarios. Y fue rechazada. No fue el caso de Demi Moore, que pudo acceder a ser vecina del Edificio San Remo, a pocos metros del Dakota, que presume de tener unas normas mucho más laxas que el Dakota. En sus apartamentos ha vivido persobajes como Steven Spielberg, Tiger Woods, Rita Hatworth, Dustin Hoffman o el empreario Dodi Al Fayed. Más que bloques de viviendas, son hoteles de lujo junto a Central Park, con servicio de cocina a domicilio y lavandería.
En este tipo de comunidades, existe una Junta de gobierno, personas elegidas por el resto de propietarios para que evalúen las solicitudes de los aspirantes a propietarios o inquilinos. A través de una entrevista personal, esta especie de 'tribunal' de vecinos pregunta a los aspirantes por su profesión, estilo de vida e incluso por sus ingresos.
En el estado de Florida, por poner otro ejemplo, las comunidades más adineradas también hacen un 'examen' a quienes deseen formar parte del condominio. En algunos países de Latinoamérica, como Costa Rica, pasa algo parecido. Estas mismas comunidades con derecho de veto también pueden ejercer un derecho de no-admisión, en caso de convivencias imposibles. En esos momentos, el conflicto se complica extraordinariamente y puede llegar a los tribunales.
En nuestro país, un tribunal de vecinos por comunidad de propietarios parece imposible. "No hay nada parecido. Si el asunto se complica y no se consigue mediar, el siguiente paso es la demanda o la denuncia, de acuerdo a lo que estipule la Ley de Propiedad Horizontal", explica Javier Espín, algo que contribuye, aún más a enrarecer el clima vecinal.
Antes de llegar a la denuncia, ¿cómo podemos intervenir para aplacar los ánimos y, sobre todo, solucionar el problema? "Alguna vez he tenido que mediar entre partes. Es importante hacer ver a los vecinos que muchos conflictos son involuntarios porque no hay una buena comunicación. Cada parte debe saber qué consecuencias tienen algunos hábitos, como hacer ruido a deshoras, sacar la basura al descansillo si en la comunidad se ha acordado otra manera de hacerlo… Normalmente, cuando se da una oportunidad para entender el problema e intentar solucionarlo, la gente reacciona o lo intenta. Y eso ya es importante”, afirma Margarita Rodríguez.
Por último, para prevenir cualquier tipo de conflicto, existen prácticas de buena vecindad. Estas son las más útiles: