Los meses de verano están a la vuelta de la esquina, en nada llegan las altas temperaturas y con ellas la necesidad de mantenernos convenientemente hidratados, así que vamos a zanjar el asunto de inmediato: beber agua es la manera más directa, sencilla y saludable de hacerlo. La Organización Mundial de la Salud, además, ha establecido desde hace tiempo ya, una media de litro y medio a dos litros de agua diaria como lo recomendable para mantener una buena salud.
Dicho esto, ¿qué pasa si simplemente no te gusta el agua? ¿o si te parece aburrida? ¿qué alternativas tenemos para hidratarnos si esto ocurre? Un estudio de la Universidad de Stirling (Escocia) hizo hace algunos años un experimento con un grupo de estudiantes a los que se les monitoreó el nivel de hidratación durante las cuatro horas siguientes a la ingesta de diferentes líquidos. Los resultados arrojaron que los que bebieron un litro de café instantáneo o incluso cerveza, estaban tan hidratados como los que bebieron un litro de agua. Y más aún en los que habían bebido un litro de leche.
El pequeño experimento, sin embargo, no quiere decir que puedas reemplazar el agua con cerveza, vino o cola. De hecho, una de las grandes ventajas del agua es, además de la hidratación, su pureza: no contiene ni alcohol, ni azúcar (los zumos, por muy naturales que sean, pueden contenerla en altas cantidades), ni otros compuestos que puedan perjudicarte. De ahí su prevalencia como líquido elemento.
Esto no quiere decir que no haya alternativa a los famosos dos litros de agua diarias. De hecho, como ya te contamos aquí, hay un debate abierto sobre la pertinencia o no, de esta recomendación. En particular, tiene que ver con el contexto (como el clima o las costumbres más o menos sedentarias), pero también con la edad: es sabido que las personas mayores son más proclives a los golpes de calor, por lo que necesitan vigilar más la hidratación.
La clave está en asumirlo así: si no te gusta el agua en su manera elemental, puedes completar tu hidratación con cualquier otra bebida siempre y cuando los añadidos (alcohol, azúcar, edulcorantes, etc.) no sobrepasen las dosis recomendadas. Las bebidas isotónicas no azucaradas, por ejemplo, son una alternativa. Puedes probar a agregarle algo de sabor al agua con unas gotas de lima o rodajas de cualquier otra fruta como naranjas o incluso manzanas.
Recuerda que aunque en términos porcentuales beber un litro de vino puede ser más o menos equivalente a beber un litro de agua (después de todo es 85% eso, agua), evidentemente el alcohol (que además deshidrata) y las calorías son añadidos que no conviene consumir en exceso.