La edad media en la que los mayores entran en una residencia
La evolución demográfica de la población española está marcada por el aumento de la esperanza de vida y el crecimiento del grupo de los mayores de 65 años
Los motivos que suelen estar detrás de la decisión de ingresar en una residencia están relacionados con la autonomía de las personas
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Las residencias de mayores son uno de los principales pilares del sistema de Dependencia en España. En ellas se ofrece alojamiento y atención a aquellas personas que, por su dependencia o situación social, no pueden ser atendidas en sus domicilios.
En enero de 2022, la población mayor de 65 años en España rozaba los 9,5 millones de personas. Este grupo demográfico continúa en aumento con el paso de los años, pues cada vez vivimos más, esto hace recalcar que el sistema español de residencias de personas mayores cada vez será más necesario.
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Según un informe publicado por el Imserso, en el año 2021 había 397.743 plazas en centros residenciales de personas mayores y de personas con discapacidad. A este número de plazas hay que sumarle aquellas personas que optaron por las viviendas para mayores, bien compartidas o individuales que son 2.897 mayores.
Las residencias de mayores se han colocado en el centro del debate político y social. El modelo de centro geriátrico ha sido profundamente cuestionado, sobre todo tras la crisis del COVID, y se empiezan a proponer reformas y cambios para que se ajuste con mayor precisión a las necesidades de los nuevos perfiles de los mayores españoles, que cada vez son más.
Optar a una plaza pública en una residencia tienen una serie de requisitos, el primero de ellos ser mayor de 65 años. La demanda de las plazas es muy elevada lo que hace que el tiempo de espera sea de casi dos décadas, pues la edad media de ingreso en los centros residenciales españoles se sitúa en unos 82 años.
Los motivos que suelen estar detrás de la decisión de ingresar en una residencia están relacionados con la autonomía de las personas. El paso de los años puede deteriorar el sistema motriz y dificultar tareas cotidianas como comer, vestirse o ducharse. Cuando una persona detecta que necesita apoyo en la rutina diaria, suele plantearse la posibilidad de trasladarse a estos lugares, donde cuenta con asistencia las 24 horas del día.
Ventajas de las residencias de ancianos
- Cuidados a tiempo completo. A medida que los familiares envejecen, resulta cada vez más difícil cuidar de ellos nosotros mismos. Las agendas apretadas y la falta de formación médica pueden provocar un deterioro de la salud de nuestros familiares mayores cuando no somos capaces de cuidarles por completo. Cuando viven en una residencia de ancianos, sus seres queridos reciben atención las 24 horas del día y a tiempo completo por parte de profesionales sanitarios cualificados y médicos con talento.
- Horarios estructurados. A las personas mayores les suele resultar más fácil funcionar cuando tienen un horario más estructurado. A medida que envejecemos, es cada vez más importante seguir un horario, por lo que una de las principales ventajas de vivir en una residencia de ancianos es esta vida estructurada y programada.
- Vida social activa. Aparte del aburrimiento, una de las principales cargas emocionales de vivir solo es la soledad. A veces resulta demasiado fácil para una persona mayor que vive con sus hijos instalarse en un estilo de vida inactivo. En una residencia, siempre hay actividades sociales programadas, que fomentan la participación y la socialización de todos los residentes. Esto da a los mayores la oportunidad de conocer a otros residentes de su misma edad, mantener un estilo de vida más activo y convertirse en un miembro más de la comunidad.
- Ayuda con las tareas cotidianas. Una de las principales razones por las que las personas mayores no pueden vivir solas es la creciente dificultad para realizar tareas básicas como bañarse, vestirse, administrarse medicamentos y hacer recados. Los centros de enfermería proporcionan asistencia en estas tareas y muchas más, aliviando a los mayores de una carga que les causa un estrés innecesario.
- Estimulación equilibrada. Cuando una persona mayor vive sola en casa, el aburrimiento y la falta de estimulación cognitiva y física pueden tener un efecto muy negativo en su salud general. Por el contrario, una persona mayor que se muda con sus hijos adultos y nietos pequeños puede experimentar una estimulación abrumadora que es igualmente negativa para su salud. Las residencias de ancianos, por el contrario, evalúan las capacidades de los residentes y ajustan su entorno a la cantidad adecuada de estímulos para una salud mental y física óptima.
- Preparación de alimentos. Entre la artritis, la vista debilitada y los olvidos ocasionales, preparar las comidas puede ser una responsabilidad difícil -y a veces peligrosa- para los mayores, incluso cuando cocinan para uno solo. Garantizar que reciben una nutrición suficiente también es un reto, por lo que las residencias de ancianos ofrecen comidas y tentempiés a lo largo del día y cuentan con dietistas entre su personal para garantizar que los residentes aprovechan al máximo cada comida.
- Entorno seguro. Las residencias de ancianos ofrecen un entorno totalmente seguro, con barras de apoyo, teléfonos de emergencia, detectores de humo que funcionan correctamente y otros equipos de seguridad. La supervisión las 24 horas del día también ayuda a prevenir lesiones, abusos financieros y otros tipos de fraude, a los que las personas mayores son especialmente vulnerables cuando viven de forma independiente.
- Atención sanitaria in situ. Los residentes de las residencias y sus familias pueden estar tranquilos gracias a los servicios de atención sanitaria in situ y a los servicios de vigilancia de la salud las 24 horas del día. Aunque muchas personas mayores siguen optando por visitar a su médico habitual fuera de las instalaciones para citas que no sean de emergencia, el personal del centro puede ayudar con la administración diaria de recetas, tratamiento médico de emergencia y consejos generales de salud cuando sea necesario. Las personas mayores con problemas de salud graves encontrarán en las residencias un nivel de cuidados muy superior al que tendrían si vivieran solas o con su familia. Además de proporcionar cuidados a personas con enfermedades como Alzheimer, demencia, Parkinson, cáncer y diabetes, muchas residencias ofrecen fisioterapia, terapia ocupacional y logopedia para promover una alta calidad de vida y el bienestar general.