Ana Milán se ha convertido en una de las actrices más populares de la televisión nacional. Además, su popularidad en las redes sociales se ha visto acrecentada en los últimos tiempos con motivo de las reflexiones que comparte en su día a día con más de un millón de seguidores. Ahora, una vez finalizadas sus vacaciones, la intérprete ha hecho un sincero balance de lo que ha supuesto este verano para ella.
En su perfil público de Instagram, Ana ha compartido unas instantáneas capturadas a orillas de la playa en las que aparece sonriente subida a un columpio sobre la arena, así como pensativa mientras descansa en unas escaleras del lugar. Junto a las imágenes, ha añadido una reflexión con la que ha dado unas pinceladas de cómo ha sido el período estival para ella: “Ha sido un verano “raro”. No era el verano que esperaba, no ha sido el verano que tenía en mi cabeza en mayo”, ha comenzado escribiendo.
Sin embargo, a pesar de lo que aparentaban las primeras líneas de su mensaje, ha continuado explicando por qué sus expectativas, que definitivamente eran para peor, no se han cumplido: “Ha sido mejor: inesperado, vivo, sorprendente”, ha afirmado.
Y es que, tal y como ella misma ha seguido describiendo a lo largo del texto, ha estado “lleno de personas que le han hecho feliz” y sobre todo, de “situaciones que vivir por primera vez”. Es entonces cuando, la que el pasado mes de noviembre soplaba las velas de una nueva década, ha querido dejar claro que experimentar nuevas sensaciones no es lo habitual a su edad: “Y cuando se tienen cincuenta años las primeras veces escasean y son realmente valiosas. Quedan 21 días para que llegue el otoño, y no sé si tendrás algún regalo más para mí. Si es así, bienvenido sea. Y si no, querido verano, te veo en unos meses. Gracias por todo lo rico…”, ha concluido.
Ya el pasado mayo, Ana subió unas fotografías a su cuenta para hablar sobre el paso del tiempo y los logros que le había permitido acumular: “Es bonito darse cuenta a los 50 que eres todo lo que la niña de 8 ha conseguido…”, incluyó junto a unas instantáneas en las que aparecía disfrutando por las calles de Madrid e incluso, con la naturalidad que le caracteriza, subiendo el dedo a modo de peineta desde la Gran Vía.