El juez Pedraz está de actualidad por su fallido compromiso con Esther Doña, viuda del marqués de Griñón. Pero antes, Pedraz ya era uno de los miembros más conocidos de la judicatura. Osado, sin temor a las decisiones complicadas y atractivo, el juez tiene un curioso apodo entre sus colegas: Vidal Sassoon, el peluquero de las estrellas. El porqué es obvio: la media melena castaña, veteada de mechas rubias, de la que ha hecho su enseña.
Quizá las abundantes imágenes de Pedraz durante estos días te han hecho plantearte cómo te quedaría el pelo largo. Si es así, lánzate, pero antes debes saber que vas a necesitar paciencia. Por lo demás, te ayudamos a conseguir el mismo pelazo que el famoso juez.
El cabello crece lentamente, entre uno y dos centímetros por mes; es decir, una media de 1,5 cm cada 30 días. Por tanto, el proceso de dejarte melena va a llevar su tiempo, con momentos en que pensarás que no vale la pena tanta espera. El tiempo también va a depender del objetivo que te marques. No es lo mismo que quieras algo discreto o un melenón a lo Jason Momoa.
Para facilitarte la transición a la melena, iremos fase por fase. Si estás decidido, es imprescindible que tengas un buen peluquero y barbero de cabecera. Estos profesionales serán capaces de guiarte y llevar a buen puerto tu cambio estilístico.
Si tienes una longitud de cabello menor o igual a 10 centímetros arriba o en los laterales, la única opción es no cortarse el pelo en una buena temporada. Si saneas las puntas (corte mínimo de un centímetro), vas a arruinar el crecimiento del mes y retrasarás el proceso.
Esto puede hacer que las patillas y nuca parezcan de pronto muy largas. Puedes recortarlas un poco, idealmente con un barbero profesional que sepa cortar bien a navaja o tijera de entrecorte. La estrategia es reducir el largo sin perfilar ni mostrar un corte abrupto.
Si decides que no vas a tocar nuca ni patillas, pero no te gusta el look que luces, hazte con un buen gel o pomada de fijación para mantener el volumen a raya.
El largo medio va de diez a 20 centímetros. Esta es una etapa crítica, sobre todo para los hombres que nunca han llevado el pelo largo. Puede que no sepas cómo peinarlo o qué hacer con tanto pelo. También es un largo difícil; puede dar un aspecto descuidado, sin que sea especialmente atractivo. Llegados a este punto, solo hay un remedio: paciencia.
Pero también puedes ayudarte de alguna estrategia estilística, como son retocar patillas y nuca o cortar ligerísimamente las puntas. Mejor, sin restar volumen. En esta etapa, tus mejores aliados serán el acondicionador para dejar el pelo más suave y manejable; el cepillo y el secador, para domar y dar forma al cabello, y algún producto texturizante y de fijación. Si no estabas acostumbrado al secador y ves que el calor no le sienta bien a tu pelo, puedes utilizar un protector térmico. La plancha es tentadora e imbatible para 'ahormar' el pelo, pero si quieres mantenerlo en óptimas condiciones, es mejor que aún no la uses.
Tu pelo ya está entre los 20 y los 25 centímetros. Ya hay melena y hay que empezar a cuidarla. Tu barbero o tu peluquero tendrá que eliminar las puntas abiertas y hacer un buen corte. Dependiendo del movimiento, calidad y distribución de tu pelo, será el momento de decidir dónde cortar y qué zonas potenciar. En esta fase se puede jugar algo más con el corte mientras decidimos si seguir dejando crecer el pelo o te plantas.
Con este largo, el lavado puede complicarse. Puede ser incómodo hacerlo todos los días, además de ser perjudicial para el folículo capilar al eliminarse los aceites naturales del cabello. Para los momentos críticos, hazte con un buen champú seco.
Es la parte más fácil: solo hay que dejar crecer el pelo hasta la longitud que queramos; eso sí, procurando los cuidados necesarios y con visitas regulares al peluquero. Para que esté sano y fuerte, debes usar champú y acondicionador, ambos respetuosos con tu tipo de cabello, capaz de aportar los nutrientes que puedan reparar sin apelmazar. A la hora de peinar una melena larga, lo mejor es utilizar productos que aporten una fijación muy baja, y den mucha textura, independientemente de que lleves el pelo suelto o recogido.