Al margen de los uniformes militares y las vestimentas eclesiásticas, el chaqué ha sido la prenda masculina más vista en el solemne funeral de Isabel II. Sin embargo, no es una prenda habitual. Se diría que es el estilismo que falta en casi todas las casas. Excepto los mandatarios y aquellos que quieran darse un capricho, el chaqué tiene un uso tan residual que la mayoría de los hombres lo alquilan si lo necesitan. Y muchos de ellos se resisten hasta puntos insospechados con tal de no ponérselo. Recordemos esa imagen del rey Felipe VI, de chaqué, junto a un Juan Goytisolo, ganador del premio Cervantes, ataviado con un simple traje marrón claro. La cuestión es que el célebre escritor no quiso ir de chaqué, pese a que el protocolo del premio así los estipulaba. ¿Por qué?
El chaqué es la prenda de etiqueta por excelencia. Se luce únicamente en lo que se consideran actos de mañana o hasta las siete de la tarde. Su origen se remonta al siglo XIX en la corte británica, donde los caballeros lo usaban para montar a caballo. Por esa razón, la chaqueta o levita está abierta por la parte de atrás, de manera que pudiera caer a ambos lados de la montura.
En el siglo XIX montar a caballo no era algo que estuviera al alcance de cualquiera. Solo las clases adineradas podían permitirse tener un caballo con todo lo que eso implica de mantenimiento. Y montar a caballo por placer era algo aún más infrecuente, de modo que los chaqués ya desde sus inicios estaban dirigidos a la alta sociedad.
El chaqué clásico es de color negro. En 1935 empezaron a verse chaqués grises en las carreras de Ascot. Con el cambio de color, pretendían convertirlo en una prenda más informal. A lo largo de los años, este color ha ido ganando importancia, pero el negro sigue siendo el color más ceremonioso. De hecho, en los grandes eventos solo se admite el de color negro, aunque es privilegio del Príncipe de Gales usar chaqués grises en ceremonias importantes, como una boda. Así, con un chaqué gris claro, pudimos ver a Carlos de Inglaterra en Sevilla, en la boda de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar.
En España, el chaqué tiene actualmente un uso más social que oficial. En nuestro país se ha convertido en la indumentaria favorita para los novios que se casan por la iglesia.
Aunque con los años ha ido evolucionando y, en cierta medida aligerándose, el chaqué se compone de las siguientes prendas: