Aunque en los meses de verano es habitual aprovechar el calor para tomar el sol y coger un poco de color en la piel, estar expuestos de manera excesiva a las altas temperaturas sea el mes que sea puede tener consecuencias negativas para nuestra salud, sobre todo cuando no tomamos las precauciones necesarias.
Algunos de estos problemas pueden ser especialmente graves, como puede ser un golpe de calor, una quemadura o un cáncer de piel, pero otros pueden solucionarse de manera relativamente sencilla si se siguen algunas recomendaciones.
Este es el caso, por ejemplo, de la piel pelada o descamada, un problema bastante habitual de la temporada estival que surge cuando se toma demasiado el sol y no se protege e hidrata adecuadamente la epidermis.
Esta afección, que provoca que partes de la zona más superficial de la epidermis se caigan, no solo resulta antiestética, sino que puede provocar molestias y picores que pueden durar varios días. Por suerte, si se siguen ciertas recomendaciones, es bastante sencillo evitarla.
Antes de tomar el sol, es imprescindible que nos echemos protección solar para evitar posibles quemaduras. Después, también es recomendable que nos pongamos cremas hidratantes y lociones como el ‘after sun’, un producto diseñado para aliviar y calmar la piel después de la exposición solar y que gracias a sus propiedades descongestivantes, calmantes e hidratantes puede prevenir la aparición tanto de ese incómodo pelado como de posibles quemaduras.
El 'after sun' es igual de importante que la crema solar, aunque este producto suele pasar desapercibido. Aun así, si queremos evitar que nuestra piel se descame, también es recomendable que bebamos agua de manera abundante y que apostemos por alimentos ricos en vitaminas C y E y en Omega-3, ya que cuentan con los nutrientes y propiedades necesarios para que nuestra piel pueda repararse de manera correcta. En este sentido, algunos alimentos que tienen estos nutrientes son los pescados, los mariscos, las frutas cítricas, el aguacate o los frutos secos como los piñones o cacahuates, entre muchos otros.
Otro consejo que puede ayudarnos a evitar la piel pelada es darnos duchas o baños fríos, ya que nos permitirán enfriar la zona afectada. En estos casos, además, es recomendable que no nos frotemos demasiado fuerte con las toallas al intentar secarnos, ya que haríamos que la piel se nos levante.
Si nuestra piel ha empezado a descamar, asimismo, es importante que, por mucho que nos pique, evitemos rascarnos o quitarnos nosotros mismos la piel levantada, ya que esto solo dañaría aún más nuestra epidermis. En su lugar, en cambio, deberemos aplicar cremas con propiedades hidratantes que puedan ayudarla a sanar.
Cuando la piel se pela no es necesario acudir al médico: solo hay que tener paciencia y evitar maltratarla más de lo que ya está. Sin embargo, si después de tomar el sol encontramos una quemadura con ampollas o con un aspecto demasiado enrojecido, sí es recomendable que nos pongamos en manos de un especialista para que puedan diagnosticar el problema y darnos un tratamiento adecuado. Sea como sea, a la hora de tomar el sol es imprescindible que tomemos todas las precauciones posibles, así que en tus próximos viajes a la playa no te olvides echarte crema de manera periódica: tu piel lo agradecerá.