Durante toda la jornada, inconscientemente, movemos nuestros pies y nuestras manos, ya sea porque nos sentimos nerviosos o agitados, porque es nuestra manera de liberarnos del estrés o porque somos impacientes. Lo que no sabíamos es que también puede ser un aliado importante en la pérdida de peso. Sería algo así como la técnica de la 'agitación' o de los micromovimientos.
Es extremadamente sencillo: se trata de hacer pequeños movimientos con el cuerpo, desde darle vueltas al bolígrafo, guiñar los ojos, mover los pies o las piernas... Son acciones anodinas que efectuamos inconscientemente durante el día a día, ya sea en la oficina o en nuestro entorno doméstico. Increíblemente, suponen un desgaste calórico que cuentan cuando queremos perder peso.
¿De cuántas calorías estamos hablando? Si golpeamos el suelo con el pie, quemaremos 350 calorías al final del día. Si sacudimos las piernas, quemaremos 35 calorías a la hora. ¿Mascar un chicle? 11 calorías. Obviamente, supone una ayuda para adelgazar si mantenemos una alimentación equilibrada. Pero estos sencillos gestos, combinados con la cronodieta, por ejemplo, pueden ayudarnos a perder kilos, especialmente a partir de los 50, cuando el metabolismo se ralentiza y el efecto de las dietas se resiste.
Efectuar micro-movimientos tiene toda una lista de ventajas. El esfuerzo físico, por pequeño que sea, funciona como una pausa mental en el cerebro que permite que nuestra memoria descanse y pueda volver a ser estimulada. De esta manera, lograremos concentrarnos 10 veces más.
Para los que desean hacer dieta sin estar pendiente de dietas ni de exceso de actividades físicas, practicar estos micromovimientos es una excelente alternativa al régimen al tiempo que mejora la salud, ya que este tipo de ejercicio, de poca intensidad pero de mucha duración, mejora sensiblemente la actividad cardiovascular.
Por último, los micromovimientos ayudan a reducir la ansiedad. La capacidad de concentración está directamente ligada al estado emocional. Al aumentar esta capacidad de concentración, lograremos detectar antes las fuentes de estrés y a pararlo antes de que se convierta en un tsunami emocional difícil de controlar.