El Drácula histórico lloraba sangre, según análisis químicos recientes
Un análisis químico realizado por especialistas de la Universidad de Catania halla rastros de sangre y lágrimas en unas cartas de Vlad el Empalador
Las pruebas se han aplicado a tres notas manuscritas del voivoda de Valaquia, también conocido como Vlad Dracul, fechadas en 1457 y 1475
El personaje fue inmortalizado (nunca mejor dicho) por el escritor inglés Bram Stoker, en su clásica novela 'Drácula' de 1897
Un análisis químico aplicado sobre unas cartas del s. XV manuscritas por Vlad III, también conocido como Vlad Draculea, o Vlad el Empalador, ha dado como resultados que en ellas hay rastros de lágrimas de sangre. Sin embargo, de la misma manera en que la novela de Bram Stoker alteró para siempre la imagen del que para muchos rumanos es un héroe nacional, lo 'siniestro' del hallazgo es solo una cuestión de percepción. Y el descubrimiento tiene mucho más interés histórico y científico que cualquier componente sobrenatural.
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Buscando a Vlad
No hay evidencias históricas de que el voivoda de Valaquia haya sido en realidad un vampiro, aunque mucho se ha escrito de su vena sanguinaria: no por nada le llamaban 'el empalador'. Sin embargo, desde que la leyenda de 'Drácula' empezó a popularizarse, también empezó la búsqueda del 'Drácula histórico', lo que ha llevado a conocer detalles reales de su vida: era valaco, no transilvano; nunca vivió en el castillo de Bran; sus empalamientos más que a un sadismo incontrolado, se debían a que eran la forma de ejecución más común en la región; y sí, está muerto, murió en combate, atravesado por una lanza, en 1476.
Gracias al estudio de los investigadores italianos -publicado hace unos días en la revista Analytical Chemistry- hoy podemos saber algo más sobre su entorno. "La caracterización de las proteínas antiguas extraídas de estos documentos nos permitió explorar las condiciones ambientales, en la segunda mitad del siglo XV, de Valaquia, región considerada como punto de encuentro de soldados, inmigrantes y viajeros que probablemente transportaban no sólo bienes comerciales y tradiciones culturales, pero también enfermedades y epidemias. Además, la identificación de muchos péptidos y proteínas humanos extraídos de las letras nos permitió descubrir más sobre Vlad Drácula el Empalador", asegura el estudio.
La salud del Vampiro
Así pues, los estudios basados en la técnica no invasiva y no dañina conocida bajo el acrónimo EVA (etileno-acetato de vinilo) arrojaron datos sobre la caracterización de péptidos y proteínas en tres cartas escritas en 1457 y 1475. El contenido de las mismas, por cierto, tampoco tiene nada de siniestro: se trata de resoluciones y decretos sobre impuestos. Lo curioso del caso es que, además de los hallazgos, sobre el contexto ambiental en el que fueron escritas, los científicos han encontrado datos sobre la salud de Vlad. "En particular, los datos experimentales muestran que probablemente padecía procesos inflamatorios del tracto respiratorio y/o de la piel", señalan, pero a continuación remarcan un dato aún más inquietante: "además, los datos proteómicos, aunque no exhaustivos, sugieren que, según algunas versiones, también podría haber padecido una condición patológica llamada hemolacria, es decir, podría derramar lágrimas mezcladas con sangre".
Y es inquietante porque, más allá de la leyenda vampírica, la hemolacria existe y es una condición física, que causa que la persona produzca lágrimas que pueden están parcialmente compuestas de sangre, por lo que contienen algunos tonos rojizos o incluso llegan a parecer estar hechas enteramente de sangre. ¿Se unen entonces realidad y ficción?
No, porque aunque resulte curioso que este desorden del aparato lacrimal le haya ocurrido justamente a una personaje que inspiró una leyenda sangrienta, esto no deja de ser un hecho anecdótico. Más importante es saber que este tipo de investigaciones puede servir en el futuro para trazar mapas más fidedignos de la salud de personajes históricos o sus contextos medioambientales. Amén.