La investigación de las afecciones capilares, sus causas y los tratamientos que resuelven la caída del cabello en determinados casos ha crecido a pasos de gigante. La microcirugía aplicada al trasplante de pelo es una de las soluciones, pero no siempre está recomendada ni es factible. La solución puede estar en terapias menos invasivas y en la nueva farmacología combinada. En Uppers vamos a detallar en qué ocasiones están contraindicados los trasplantes de pelo y qué hacer en esos casos según explican los expertos.
Actualmente, nos enfrentamos a más de cien tipos de calvicie. Uno de ellos es la alopecia androgénica que no tiene freno ya que en un 98 por ciento de los casos su causa es genética. Según David Saceda, dermatólogo portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), “la calvicie se desarrolla en diferentes grados: desde unas pequeñas entradas hasta una caída de pelo total”. Además, en el caso de la alopecia, “los hábitos de vida interfieren en la velocidad de envejecimiento, pero juegan un pequeño papel en la pérdida del pelo de la cabeza en comparación con las causas genéticas”.
Lo aconsejable es consultar con un dermatólogo para que realice una valoración y haga un diagnóstico, es decir, será quién determine a qué se debe la pérdida de cabello en la cabeza y cuál sería el tratamiento oportuno en cada caso. Muchas veces los pacientes ven en el injerto capilar la única solución a la caída del pelo. A través de este injerto capilar es posible volver repoblar el cuero cabelludo en zonas donde ha dejado de crecer utilizando los folículos pilosos de otras áreas donde siguen activos.
“El trasplante capilar es una cirugía que busca mejorar la densidad capilar cuando esta se ha perdido. Se trata de reubicar los cabellos del paciente, extrayendo injertos de la zona donante (habitualmente, la parte posterior y lateral de la cabeza) para posteriormente colocarlos en las zonas donde hacen falta (en general, la parte frontal y superior de la cabeza)”, explican desde la AEDV.
Por tanto, apunta Marta Rubio, de la AEDV, “el paciente ideal para un trasplante es aquel con alopecia androgénica no demasiado avanzada y una buena zona donante”. Añade además que “el pelo trasplantado no se caerá porque conserva las características de la zona de la que se extrae, pero es necesario mantener el tratamiento médico para no seguir perdiendo el resto del pelo”.
Sin embargo, estos profesionales insisten en que, por un lado, existen diferentes terapias y farmacología como soluciones factibles antes de acudir a la microcirugía capilar, y por otro, en determinadas ocasiones el trasplante de pelo está contraindicado.
Los expertos es tricología, aquellos que se han especializado en el estudio de las enfermedades, funciones y anatomía del cabello, apuntan cuándo no es viable el injerto capilar. Estos son los casos donde está contraindicada esta operación.
En la alopecia universal la perdida de pelo es total, tanto en el cuero cabelludo como en el cuerpo (barba, cejas, vello púbico, brazos o piernas). Se trata de una alopecia areata avanzada, un trastorno autoinmune donde el sistema inmunitario ataca los folículos pilosos, las estructuras de la piel que forman el pelo. El vello cae y no vuelve a crecer por lo que no existen hebras o unidades foliculares que se puedan extraer para después implantar.
Los especialistas apuntan que la alopecia se tiene que haber estabilizado para realizar un injerto capilar. Así, cuando esta afección se desarrolla antes de los 25 años no se recomienda ya que antes de los 30 años “el patrón de pérdida capilar no se ha establecido ni ha alcanzado su nivel máximo de daño al cuero cabelludo”. Es cierto que se puede hacer un trasplante, pero las hebras capilares continuarán cayendo y dejarán zonas calvas que contrastarán con las áreas injertadas.
La dermatitis seborreica es una enfermedad dermatológica de la piel, crónica, muy frecuente y no contagiosa que aparece en áreas donde puede haber más grasa cutánea y que llega a provocar la caída del cabello, debido a que se rompe el equilibrio necesario para que el ciclo vital del pelo se realice correctamente. El especialista trata la enfermedad para reducir los síntomas, pero no recomiendan el trasplante capilar en este caso. En otras afecciones como la psoriasis sí que puede llevarse a cabo si así lo considera el tricólogo.
Los injertos capilares se realizan a partir de los folículos pilosos propios y por ello se consideran las características del pelo del paciente como son la forma, la textura, el color y el grosor. Los resultados no acaban de ser los deseados cuando los cabellos son demasiado finos ya que la falta de grosor no permite alcanzar una satisfactoria densidad capilar posterior.
Tal como se ha avanzado el trasplante capilar no es la única solución a la pérdida del cabello. Existen otras técnicas que ayudan a retrasar, disimular, frenar e incluso provocan el crecimiento de nuevos cabellos. Una de ellas es el botox y otra la mesoterapia capilar, que consiste es estimular el cuero cabelludo con la aplicación de microinyecciones que devuelven los nutrientes como vitaminas, minerales, oligoelementos y ácido hialurónico para reestablecer la salud capilar.
Otra técnica es la micropigmentación, es decir, se tatúa pelo rapado en el cuero cabelludo de modo que visualmente se aumenta la densidad de pelo.
La medicación también es una alternativa a los injertos capilares. Desde el Grupo Español de Tricología y Onicología de la AEDV, su coordinador, Sergio Vañó, destaca que recientemente se ha aprobado “un fármaco de la familia antiJAK o inhibidores de la vía JAK (baricitinib, deuruxolitinib, ritlecitinib, etcétera) como primer tratamiento sistémico para pacientes adultos con alopecia areata grave”. Por otra parte, para la alopecia androgénica y signos de hiperandrogenismo, “se está utilizando el fármaco antiandrógeno bicalutamida vía oral en mujeres y en varones finasterida tópica”, subraya el doctor Vañó.
Además, este grupo apunta cómo “la toxina botulínica, los hilos de polidioxano, los nuevos antiandrógenos tópicos, como la clascoterona, la pirilutamida o la molécula GT20029, y el HMI115 son algunas de las terapias que podrán tratar la alopecia androgénica en el futuro”.