Mario Vargas Llosa ha hecho dos cosas este otoño: publicar el que dice que es su último libro, 'Le dedico mi silencio', y volver a usar calcetines con mocasines, algo que, según informa en sus redes sociales el periodista José Ramón Patterson, Isabel Preysler, anterior pareja del escritor, le tenía prohibido.
Sin embargo, las pasarelas y la calle muestran que el mocasín y el calcetín pueden ser un binomio de estilo. De hecho, los calcetines han conquistado su espacio dentro del mundo de los accesorios de moda, hasta el punto de que el número de marcas dedicadas a su comercialización ha crecido en los últimos años. Los calcetines han dejado de ser esa prenda aburrida a la que no hacíamos mucho caso y de la que no nos desprendíamos hasta que no había una rotura fatal.
Al contrario, la oferta de calcetines para adultos ha crecido extraordinariamente. Ahora pueden ser divertidos, calentitos, 'cozy' y, ¿por qué no? también objeto codiciado en nuestro look. ¿Cuánto y hasta qué punto? ¿Cuándo son tendencia y cuándo convierten un look en viejuno? "Muchas veces vemos los calcetines como un complemento sin importancia. Pero nada más lejos de la realidad porque pueden ser el punto focal de nuestro look de manera involuntaria y ya sabemos que cuantas menos opciones estilísticas dejemos en manos de la suerte, mucho mejor", asegura Roberto Sánchez.
Como todo lo que afecta a nuestra imagen personal, la regla fundamental es que no nos sintamos disfrazados. Si no nos vemos con ella, mejor dejarla para otros. "La norma más importante que aplica tanto a los calcetines como a todo lo relacionado con nuestra imagen es que nos sintamos cómodos y seguros con lo que vemos en el espejo. Si dudas de lo que ves, la respuesta es siempre 'No lo lleves, mejor prueba otra opción", señala este asesor de imagen. Con todo, si estás dispuesto a refrescar tu estilo de manera irónica (el calcetín es un guiño al look colegial y pulido británico) usando calcetines, te ofrecemos algunas pautas para que no ocurra lo contrario: que nos deslicemos al lado añejo de la tendencia.
La calidad es el primer punto básico: el hilo de Escocia representa la elegancia en calcetines, algo indiscutible cuando hablamos de estilo y masculinidad, ya sea antigua o nueva. El hilo escocés es siempre la mejor opción, ya sea en colores lisos y combinados o no con el zapato. La calidad de este hilo hace que incluso podamos llevar calcetines con traje, respetando algunos códigos. "Con traje lo más recomendable es utilizar un calcetín liso del mismo color que el pantalón, puesto que de esta forma nuestra pierna se alargará visualmente dando continuidad a esta hasta llegar al zapato. Si no tienes un calcetín que sea exactamente del mismo tono que el pantalón, puedes utilizar perfectamente el mismo color, pero en otro tono para crear una transición sutil de color entre el pantalón y el zapato", señala el asesor de imagen.
Los calcetines largos de algodón son otra opción comúnmente aceptada, incluso aunque lleven estampados, de los lunares a las rayas, pasando por los rombos o cualquier figura geométrica, sin llegar a la exageración. La clave es que lleguen hasta la rodilla para que cuando se crucen las piernas no se enseñe la piel.
Los más arriesgados, en ese tono irónico del que hablábamos, pueden llegar a combinarlos con shorts, evocando el look infantil que sigue predominando, aunque se trata de un estilismo poco adecuado si no queremos llamar la atención. "Cuando se trata de calcetines con un estampado llamativo mi consejo es que los utilicemos en looks informales o para situaciones de ocio. Una forma de integrar el calcetín estampado en nuestro look es elegir un modelo que tenga uno o más colores iguales a los que llevamos en otra prenda o accesorio", explica Roberto Sánchez.
Los calcetines de colores brillantes ya no se consideran tan extravagantes como hace unos años. "Es cierto que si quieres optar por un calcetín de color puedes conseguir un resultado muy interesante más allá de la norma establecida", confirma el asesor de imagen. Una imagen roompedora puede ser mocasines con calcetines de dos colores y pantalones skinny, siempre dejando ver bien los accesorios por los que hemos apostado.
Para los que no quieren arriesgar tanto, también hay maneras de lucir una imagen fresca contrastando el tono del calcetín: por ejemplo, un verde osucro entre grises y marrones o un burdeos entre azul marino y negro. Son contrastes controlados que añaden un punto de sofisticación sin dejar de ser discretos.
Sobre la conveniencia o inconveniencia del mocasín blanco han corrido ríos de tinta. Hasta hace poco el calcetín blanco, fuera de las canchas de tenis, era una especie de apocalipsis de estilo o una manera de expresar que la moda nos era ajena. Sin embargo, iconos como Michael Jackson hicieron del calcetín blanco su seña de identidad. Y en este mundo donde, desde siempre, el estilo se ha asociado a lo raro y lo improbable, que el blanco volviera era cuestión de tiempo. El momento ha llegado: Hedi Slimane ya mostró hace poco para Celine su propuesta de mocasines y calcetines blancos, si bien es cierto que esta tendencia de pasarela aún no ha llegado a la calle.
El calcetín divertido merece capítulo aparte. Sin duda, es el mercado donde estos accesorios han ganado terreno: calcetines con monumentos, con caras de famosos, con alimentos o utensilios de cocina, con obras de arte... Combinados con el mocasín, pueden ser un guiño, una manera de mostrarle al mundo que bajo ese aspecto de senior respetable hay un pequeño gamberro o alguien que se toma la vida con humor. Que se lo digan a Justin Trudeau. El político, hijo de esa pareja mítica formada por Pierre y Margaret Trudeau, ha conseguido hacer del calcetín cachondo su alter ego. No hace falta ser primer ministro de Canadá: si tienes más de 50, un mocasín chulo y un calcetín original, ¿por qué no? Piensa que estás en esa fase de la vida en la que, por fin, puedes y debes mostrarte como los años (y la fiesta) te han hecho ser.