El envejecimiento forma parte del proceso natural de cada persona. Cierto es que en cada uno se desencadena de forma muy diferente por diferentes motivos, como la genética o los hábitos de vida. Sin embargo, cierto es que nunca ha existido la misma vara de medir para hablar del envejecimiento, existiendo una gran diferencia entre los hombres y las mujeres, pues es a ellas a las que más se les castiga por el paso del tiempo. Precisamente sobre ello ha hablado Sarah Jessica Parker, harta de que ese tema parece que solo afecte a las mujeres de más de 50 años.
La protagonista de ‘Sexo en Nueva York’ y ahora de ‘And Just Like That’ hablaba de ello en una entrevista con The Telegraph en la que señalaba que el problema está más en cómo se trata el tema del envejecimiento en las mujeres que en el proceso como tal, ya que critica que a los hombres nunca se le haga preguntas al respecto y solo sean ellas las que tengan que enfrentar esas cuestiones.
“Me confunde el hecho de que a la mayoría de los hombres de mi edad nunca se les pregunta sobre el envejecimiento”, puso sobre la mesa la actriz de 58 años con cierta indignación porque siente que ella misma vive en su día a día determinados comentarios sobre su aspecto y su edad. “Todos nos despertamos y nos pasan un millón de cosas, simplemente necesitamos seguir con nuestro día, no entiendo el énfasis que se hace en la reflexión sobre el envejecimiento”, recalcó la también productora.
"Todo el mundo tiene algo qué decir. Tiene demasiadas arrugas, no tiene suficientes arrugas. Parece que la gente no quiere que estemos a gusto con el momento en el que estamos, como si disfrutaran de nuestro dolor siendo quienes somos ahora, si elegimos envejecer naturalmente y no lucir perfectas o si haces algo y eso te hace sentir mejor. Sé qué aspecto tengo. No tengo otra opción. ¿Qué quieren que haga? ¿Dejar de envejecer? ¿Desaparecer?", explicó la actriz hace unos años a Vogue.
Por su parte, ante los retoques estéticos como el bótox, ha sido clara explicando que ella no recurre a ese tratamiento y no puede hablar por otros, por lo que no se opone, ni mucho menos, a que los demás se hagan los retoques que consideren.
No obstante, sí que enfatiza en que eso es algo “que elijo no hacer. Soy actriz, tengo que mover las cejas. Se supone que debo compartir emociones y comunicarme con mi cara”. Eso sí, admite que se ha hecho algunos tratamientos como cualquier estrella de Hollywood. Entre ellos, estiramiento de piel con ultrasonido o exfoliaciones con ácido glicólico, pero nada de pinchazos.