Alfonso Díez se convirtió en uno de los rostros más populares de España a raíz de su relación sentimental con Cayetana Fitz-James Stuart, la duquesa de Alba. La pareja formalizó su relación pasando por el altar en 2012, pero el destino cruel quiso solo tres años después del enlace la aristócrata falleciera. Desde entonces sus apariciones públicas han sido escasas, por eso ha impactado más ver el rostro que luce a los 73 años, mucho más rejuvenecido de lo que recordábamos.
Es cierto que ya hace unos años ya se hizo algún retoque, pero ahora el médico ha sorprendido con una cara en la que han desaparecido las arrugas, recuperando los volúmenes y la armonía de la juventud y sin rastros de flacidez, de una forma tan evidente que no ha dejado indiferente a los usuarios de las redes sociales, donde su apariencia más perfilada y estilizada ha sido definida como una mezcla entre Willem Dafoe y Andy Warhol.
Lo primero que sorprende en la nueva cara de Díez es el aspecto de su piel, tersa y luminosa, pero es que en sus ojos tampoco hay patas de gallo, ni el hundimiento típico que aparece a partir de los 50 años. La frente libre de arrugas y la mirada abierta, alegre y juvenil que exhibe Díez podría haberla conseguido inyectándose toxina botulínica reforzada con un relleno temporal con ácido hialurónico, según analizan en El Debate.
Otro cambio físico que ha llamado la atención es el de la nariz. Antes lucía una punta nasal caída y un tabique más alargado en comparación con las imágenes más actuales. Una rinomodelación, acompañada de un tratamiento médico estético menos invasivo, le ha permitido reparar desviaciones del perfil nasal, estrechar el puente de la nariz y elevar la punta.
Todo esto explicaría los rasgos más acentuados que ahora luce el viudo de la duquesa de Alba, pero para conseguir una piel tan perfecta puede haber recurrido a una combinación de láser para regenerar la piel de forma integral, eliminando imperfecciones y unificando el tono. Lo que habría completado con tratamientos faciales para dar hidratación y luminosidad.
El día a día de Alfonso Díez en la actualidad es tranquilo. Ya jubilado de su puesto como funcionario en el Instituto Nacional de la Seguridad Social, disfruta de una vida apacible, con dos pensiones que le permiten vivir con comodidad. En los últimos tiempos, sin embargo, ha tenido que hacer frente a varios reveses. Ha perdido a tres de su sus hermanos, dos de ellas en cuestión de 15 días, y a los que estaba muy unido. Esta misma semana asistía al funeral de su amiga la princesa Ira de Fürstenberg, fallecida el pasado 19 de febrero a los 83 años.