Del sí al antioxidante al no al azúcar: cinco trucos para tener una piel radiante a los 50
La clave para presumir de una piel sana y joven a partir de los 50 es más sencilla de lo que puede parecer.
Mantener nuestro cutis con vitalidad, firmeza y elasticidad es posible.
El 80% del envejecimiento cutáneo se debe a factores como la radiación UV, la contaminación, el tabaco, el estrés, la dieta, la falta de sueño, etc.
Es evidente que la mayoría de las personas a los 50 años tienen la cara y las manos con unas cuantas arrugas y manchas, o aparece la famosa papada, o los párpados están más caídos. La pregunta que seguro te haces es: ¿por qué? O acaso más importante: ¿se pueden evitar o contrarrestar estos cambios? La respuesta es: ¡sí! Pero requiere importantes variaciones a tu estilo de vida.
Estos desperfectos en la piel vienen derivados del funcionamiento biológico y regenerativo innato de todo ser humano, cronometrado para ir disminuyendo su eficiencia cuando ya pisamos la mitad de nuestra esperanza de vida, por lo tanto no son por completo evitables o contrarrestables. ¡Ya quisiéramos tener la receta para la juventud eterna!
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Hay quienes consideran que hay que empezar a cuidar la piel del rostro cuando aparecen las primeras arrugas o líneas de expresión, pero nada más lejos de la realidad. Los 30 años son el momento perfecto para cuidar la piel y evitar el envejecimiento prematuro. Si entendemos por qué ocurren estos cambios podemos hacer que ese cronómetro biológico avance más lento. Para saber cómo cuidar el rostro a los 50 años, hay que tener en cuenta las características que muestra la piel ahora:
- Los signos de la edad son más visibles.
- La menopausia influye notablemente en la piel debido a los cambios hormonales. Se vuelve más flácida y menos resistente. La disminución de estrógenos implica menos sebo y sudor, por lo que la piel está más seca, deshidratada y sensible.
- La piel se encuentra más pálida, pierde luminosidad, y las manchas se aprecian más debido a que los encargados de dar color a la piel, los melanocitos de la epidermis, se encuentran menos activos.
- La flacidez de la piel comienza a ser más evidente en la zona del contorno de ojos y en el óvalo del rostro.
A partir de los 50 años la piel comienza a resecarse, a tener flacidez, arrugas o manchas. Así que para frenar todo ello en la medida de lo posible, es preciso seguir estos simples consejos.
Antioxidante en las mañanas
El mayor porcentaje del envejecimiento cutáneo se debe al exposoma (factores externos e internos, de los cuales los principales son estrés, dieta, falta de sueño, contaminación, radiación UV y tabaco). Así que para frenar la acción de los radicales libres, es preciso usar antioxidantes como la vitamina E, el ácido ferúlico, la niacinamida, la vitamina C y la melatonina. Los antioxidantes impiden la producción de los radicales libres y evitan un daño, además de poseer una acción antiinflamatoria y aumentar la síntesis de colágeno.
Personalizar la rutina
Cada piel es única, por lo que habría que darle lo necesario. Y es que todos envejecemos de forma diferente (presencia de arrugas, manchas, perdida de hidratación, poros dilatados, flacidez y ojeras). Es por ello que un ritual personalizado ayuda a tener un aspecto saludable, sin importar la edad. Además, habría que adecuarse a los cambios de la piel. Es recomendable visitar a un profesional que analice el estado de la piel y sus necesidades para encontrar la mejor rutina de cuidados.
Una limpieza profunda a la semana
Es recomendable dedicar un cuidado más profundo a la piel al menos 1 o 2 noches a la semana. Esto hará una gran diferencia a la piel, ya que evitará deshidratación, manchas y arrugas. Así que es importante elegir productos adecuados para la piel como los exfoliantes, los peelings, las mascarillas, los masajes, etcétera.
Minimizar la ingesta de azúcar
Una dieta balanceada que cuente con frutas, verduras, legumbres, cereales y pescado resulta esencial para mantener una piel saludable. También es necesario limitar la ingesta de ciertos alimentos como las grasas saturadas y el azúcar para poder retrasar el envejecimiento cutáneo. Estudios señalan que dichos alimentos provocan la glicación, es decir una reacción química que acelera el envejecimiento, promueve la pérdida de colágeno y elastina, así como la inflamación.
Cuidar el cuello y el escote
La cara acaba en el escote y deberíamos cuidar esa piel de igual forma, incluyendo el cuello. Se trata de dos zonas que solemos olvidar y que a partir de los 50 o incluso antes presentan signos de envejecimiento como arrugas, deshidratación, flacidez o manchas. No debemos olvidarnos de cuidar el cuello y el escote igual que el rostro, es decir, limpieza diaria, mañana y noche, hidratación, protección solar sobre todo cuando está expuesto, exfoliación, etc.