La piel sin sol: cómo cuidarla tras varias semanas sin salir de casa
Marta Legasa
La falta de sol en la epidermis puede provocar problemas de salud
Lo sabemos todo sobre los efectos perjudiciales del sol. Pero, ¿qué ocurre cuando no lo tomamos?
La cuarentena hace que sinteticemos menos vitamina D, fundamental para la salud, y que nos expongamos a los contaminantes que acechan de puertas adentro
Alternativas para suplir la falta de sol y cinco soluciones cosméticas contra la Luz Azul, uno de los mayores contaminantes domésticos
Si alguien nos preguntara cuáles son los efectos negativos de un exceso de sol en la piel, no dudaríamos: sequedad, manchas, arrugas, brotes de acné en las pieles más jóvenes o con peor higiene facial, lesiones cutáneas, y, el peor efecto, el melanoma o cáncer de piel.
Confinados por el coronavirus, parece que los efectos indeseables del sol quedan lejos. No del todo: por un lado, la falta de sol en la epidermis puede provocar problemas de salud; por otro, el aislamiento nos hace más vulnerables a los contaminantes de nuestra propia casa. Veamos cómo nos afecta en uno y otro caso.
No salir de casa: malas noticias para tu piel, tu calidad de sueño y tus huesos
No moriremos por no salir de casa, pero no pisar el mundo exterior tiene consecuencias para la piel y para la salud. El sol aporta buenas dosis de vitamina D, la famosa vitamina anti-raquitismo. La vitamina D es necesaria para la formación y crecimiento de los huesos y su carencia está relacionada con el desarrollo de osteoporosis, ciertos cánceres, diabetes, esclerosis múltiple y enfermedades renales. Está también presente en la formación de colágeno y es la que ayuda a que el rostro tenga una apariencia firme y saludable.
Aparte de sus beneficios nutricionales, el sol puede ayudar con el trastorno afectivo estacional y, a su vez, altera el óxido nítrico en la sangre y la piel. Por ello, reduce la presión arterial, lo que también disminuye el riesgo de enfermedades del corazón. Los rayos solares también inciden en la actividad hormonal y sirven para dividir los ciclos de descanso y vigilia. Si nos falta, es probable que nuestro sueño sea menos reparador.
Otra mala noticia es que sin sol apenas podemos absorber la vitamina D, aunque la alimentación pueda echarnos una mano. El pescado azul, el marisco, los lácteos, los huevos, las setas o el aguacate, fundamentalmente, son algunos de los alimentos que poseen vitamina D, pero en cantidades mínimas. Para obtener la dosis apropiada, necesitamos que nuestro organismo haga la fotosíntesis a través del sol.
Fotosíntesis en cuarentena: cómo llevar el sol y la vitamina D a casa
Hay pocas recetas mágicas, pero existen algunos recursos a nuestro alcance:
Aprovechar el menor rayo de sol que se cuele en nuestro domicilio. Aunque nos sintamos raros buscando rayos solares como posesos, la cuarentena manda: expongámonos al sol, sobre todo en cara, escote y antebrazos, en las terrazas, ventanas o lugares donde entre el sol en casa. Importante: sin protección solar. Idealmente, deberíamos hacerlo a las horas en las que las radiaciones sean menos peligrosas (hasta las 11.00h o a partir de las 18.00h), pero como no podemos cambiar caprichosamente la orientación de nuestro hogar, en el momento en que el Astro Rey nos visite.
Fototerapia UVB en el hogar. Las lámparas de fototerapia son alternativas bien conocidas para las personas que tienen problemas de absorción de vitamina D en el sistema digestivo (por ejemplo, los pacientes de fibrosos quística, enfermedad de Crohn o Lyme, entre otras). Además, son también buenas para algunas afecciones de la piel y para ciertos trastornos depresivos.
Suplementos nutricionales. Comprar suplementos vitamínicos es una alternativa fácil, pero siempre hay que asegurarse que sean de la mejor calidad y siempre es preferible que estén prescritos por un médico. A diferencia de la vitamina C, que se elimina a través de la orina sin efectos secundarios, un exceso de vitamina D puede causar exceso de calcio en la sangre, provocando confusión, desorientación y problemas de ritmo cardiaco.
A salvo de la radiación solar y al alcance de la Luz Azul
En casa nos vemos a salvo de los efectos nocivos del sol, pero estamos expuestos a otros agentes externos que provocan deshidratación, sequedad, descamación, sensibilidad y envejecimiento prematuro. Entre ellos, la calefacción, el uso de aire acondicionado, agentes químicos desinfectantes, que generan nanopartículas volátiles que la piel puede absorber, y, por supuesto, la Luz Azul, también conocida como Luz HEV (High Energy Visible, luz visible de alta energía), uno de los agentes que más está influyendo en nuestra piel durante estos días de confinamiento en los que pasamos más horas con smartphones, ordenadores o tablets.
¿Cómo nos afecta la exposición prolongada a la Luz Azul?
Hasta ahora eran poco conocidos los efectos perjudiciales a largo plazo de este tipo de luz, pero recientes investigaciones han mostrado algunos de estos efectos, que no se ciñen únicamente a la estética.
Altera nuestro ciclo del sueño. ¿El motivo? suprime la melatonina (hormona del sueño) de forma que el cuerpo permanece activo cuando debería descansar y realizar correctamente sus funciones de renovación celular.
Daña la elasticidad de nuestra piel. La Luz azul tiene la capacidad de penetrar en nuestra piel, incluso aún más que los rayos UV, creando radicales libres y rompiendo de esta manera las estructuras celulares. La consecuencia más directa y visible es que disminuye la elasticidad de la piel y daña la estructura de sus células.
Eleva el riesgo de hiperpigmentación. Sí, aunque no estemos expuestos a la luz del sol durante estos días pueden salir manchas.
Provoca el envejecimiento prematuro. Todos los factores anteriores provocan el envejecimiento prematuro de la piel. La industria cosmética ya está Sumando todas las consecuencias que alteran el estado de salud de nuestra piel, el resultado final es que vemos acelerado el envejecimiento prematuro como consecuencia del llamado envejecimiento digital.
Alternativas cosméticas
Los laboratorios cosméticos se han puesto a la búsqueda del protector perfecto contra las radiaciones de la luz azul. Estos son algunos de ellos
Cell’Defense SPF 30 y SPF 50 de María Galland. Estando en casa con SPF 30 es suficiente para contrarrestar los efectos de la luz azul. Se trata de un producto tres en uno de textura ligera para todo tipo de piel que crea un escudo invisible y que protege las células del daño oxidativo al tiempo que hidrata con un potente efecto anti-ageing y aporta luminosidad.
Crema Facial Protección Luz Azul de Babaria. Combate los signos de envejecimiento provacados por estas radiaciones con una textura agradable que favorece la relajación.
Crème Nuit Détox Multi Actions de Uriage. Trata simultáneamente los signos de la edad y mejora la oxigenación. Además de luchar contra los efectos de la luz azul, es un eficaz escudo contra la contaminación, el estrés y el cansancio.
Aceite facial 3 en 1 Anti Blue Light de Anne Marie Borlind. Gracias a su composición, rica en aceites en aceites botánicos, fortalece y repara la barrera natural de la piel.
Crema de Día Protección Luz Azul 360º de Laboratorios Magriña. Con potentes principios activos, como las células madres de algodón de Arabia, constituye un producto de protección integral para garantizar una piel resistente frente a la luz azul y otros agentes contaminantes presentes en el entorno doméstico.