Ocho de cada diez hombres sufren andropausia alrededor de los 50. Se llama también crisis de la mediana edad y es un proceso largo en el que confluyen numerosos cambios que afectan también al plano anímico y emocional. La imagen y la percepción que uno tenga de sí mismo va a resultar vital. Envejecer es inevitable, pero a nadie le gusta verse mayor antes de tiempo.
Hemos preguntado a dos asesores de imagen, Manuel Sevillano y Jorge de Sancho, cuáles son esos traspiés en cuanto a vestimenta, accesorios o cuidados personales que llevan a un hombre a parecer mayor de lo que es y, al contrario, qué trucos le van a ayudar a transmitir una imagen juvenil sin perder su personalidad. Ambos coinciden en la importancia de verse rejuvenecido: ayuda a mantener una postura erguida, una forma de caminar decidida o un tono de voz firme. Favorece también la predisposición a asumir retos a nivel profesional o personal y a entablar relaciones con el entorno con confianza y sin nerviosismo.
Manuel Sevillano, asesor de imagen personal y corporativa, anticipa que tiene la ventaja de estar en el rango de edad en el que se puede y se suelen cometer esos errores. "Ocurre, sobre todo, en el ambiente lúdico social. Cuando se trata de trabajar y de un contexto más formal, estamos todos bastante bien ajustados sobre lo que tenemos que hacer y lo que no. Sin embargo, cuando llega la hora lúdico social, es cuando pretendemos vernos más jóvenes. El error no es si queremos vernos jóvenes, que al final lo somos, sino en la falta de coherencia en la imagen". ¿Cómo evitarlo?
El exceso de delgadez avejenta. Se descuelgan los músculos de la cara y aparece flacidez en el cuerpo, un signo muy evidente de la edad. El ejercicio físico va a conseguir un equilibrio y lucir un cuerpo atlético y tonificado que, sin duda, permitirá un aspecto rejuvenecedor.
La ropa más ajustada ayuda a transmitir una imagen juvenil y favorecedora, pero conseguiremos el efecto contrario si esa estrechez es exagerada o, por el exceso de peso, da la sensación de ir embutido en sí mismo. A la hora de vestir, conviene asumir el cuerpo que uno tiene. Cuanto mejor aspecto tenga tu físico y cuanto mejor sea tu actitud, más puedes arriesgar en la ropa.
La cuestión no es si uno tiene edad para llevar camiseta o polo, sino cómo lo lleva. La calidad de la prenda es definitiva para marcar esa diferencia. Hace un par de décadas, uno se compraba una camiseta por muy poco dinero y le sentaba de maravilla. Ahora no podemos esperar el mismo efecto si la prenda está desestructurada, mal encajada de cuello o con las mangas a la virulé.
¿Puede uno vestir pantalón vaquero, chino o de sport? Sí, pero la edad impone algo más de estilo. Los rotos no pueden ser los mismos rotos, ni sus estrecheces corresponden a las del padre.
Un hombre puede llevar deportivas a los 30 y a los 60, pero lo suyo es que las use para el gimnasio. Hay otro tipo de zapatillas idóneas para vestir de manera casual y cómoda que reflejan que mantienes un espíritu joven y muy práctico. Las botas, por ejemplo, aportan gran personalidad y carácter. Lo importante es ser muy cuidadoso a la hora de elegirlo.
Somos la primera generación que estamos dejando atrás la vieja masculinidad. Es una cuestión de actitud que tiene también su reflejo en nuestra apariencia, pero cuidado con intentar aparentar lo que uno no es. Nos pueden llegar consejos de vestir de determinada manera, atreverse con colorines y demás, pero si no eres así por dentro, difícilmente lo vas a poder llevar adelante. Por lo tanto, coherencia. Nada de disfrazarse, sino ir lo más acorde posible con uno mismo.
Un error muy común al pasar de los 40 es estancarse en la vestimenta. En lugar de evolucionar y personalizar la moda, escogemos lo que se lleva sin tener en cuenta cómo somos y qué aspecto queremos transmitir. Si te mantienes bien y te gusta, te quedas en esa ropa que te sentaba bien hace tiempo sin darte cuenta de que puedes resultar desfasado. Esto, sin embargo, sí estaría justificado cuando ese estilo te identifica o encaja con la tribu a la que perteneces.
Por su parte, Jorge de Sancho, estilista, nos da unos cuantos consejos en cuanto al cabello y las barbas (y algunos toques de atención)
Son un síntoma normal de envejecimiento, pero bien llevadas y con un estilo de corte adecuado a la imagen personal de cada uno, ofrecen mucho atractivo y naturalidad. Un buen consejo es utilizar un champú morado que neutralice el color amarillo de las canas y las deje más cristalinas.
La caída del cabello es natural, incluso a partir de los 20 años. El error principal es intentar disimular la caída dejándonos el cabello largo. Soy partidario de cuanto más corto, mejor. Si está muy despoblado, una buena opción es el injerto capilar.
Mi opinión es que, a partir de cierta edad, envejece si está descuida. Es mejor darle un estilo corto y ordenado. Este cuidado debe trasladarse a las cejas y a la nariz. Con los años, el pelo crece donde no tiene que crecer.
Algunos complementos, como gorras, boinas y sombrero, bien combinados y dentro del estilo personal de cada uno, aportan mucho carácter y, de paso, cubren la cabeza cuando no tienes mucho pelo.