Llega el verano y nuestra vida social se multiplica, y con ello las comidas fuera de casa, con sus numerosas tentaciones en forma de alimentos ricos en grasas y calorías. Conciliar las reuniones en la mesa de amigos, familiares o compañeros de trabajo con una alimentación saludable puede resultar todo un reto para algunos. Por ello, con la ayuda de Bodega de los Secretos, proponemos una serie de pautas para comer fuera de casa sin que la báscula lo note.
Una o o dos horas antes de la comida toma un tentempié para no llegar con mucha hambre al restaurante. Puede ser una pieza de fruta o un vaso de agua con hierbabuena y limón, con un fantástico poder antioxidante y saciante. De esta forma evitarás caer en las tentaciones más apetecibles y menos saludables.
No hay nada más español que el aperitivo. Mantener la línea no tiene por qué estar reñido con esta culinaria tradición. Apuesta por el jamón ibérico, los encurtidos, frutos secos naturales, las gambas, el salpicón de marisco, los mejillones o los berberechos. Huye de las patatas fritas, que son auténticas bombas caloríficas, y de las croquetas, empanada, canapés... en fin, de todos los rebozados. Y ojo con el pan, que supone siempre otro grado más de calorías y carbohidratos.
El primer plato puede estar formado por verduras a la plancha o cocidas, un gazpacho, una crema o un caldo. Las ensaladas suelen ser una opción muy saludable, pero cuidado, que algunas contienen tantos ingredientes que son una bomba de calorías. Controla el aliño y huye de las salsas y aderezos tipo César, mostaza con miel o a base de nata. Lo más recomendable es aove, vinagre, sal y especias al gusto.
De segundo es recomendable proteína. Puedes elegir pescados o carnes magras, mejor que sean de bajo contenido en grasa como la de pollo, pavo, ternera o conejo, pero ten en cuenta el método de cocción: siempre a la plancha, vapor o a horno. Para la guarnición, opta por verduras o ensalada, y controla las salsas o aderezos que lo acompañen.
Las bebidas también tienen calorías que pueden arruinarte la dieta. Puedes acompañar la comida de una copa de vino tinto o blanco (aunque con mucha mesura), pero evita la cerveza, que tiende a la hinchazón, y los refrescos, que están llenos de azúcar. En realidad, lo mejor sería no tomar nada de alcohol, que aporta calorías vacías muy difíciles de metabolizar. Puedes pedir un refrescante y sabroso zumo de tomate o agua con limón y pepino.
Es una de las grandes tentaciones de las comidas fuera de casa. Pero si quieres mantener la línea tendrás que pasar de tartas, helados y dulces y optar por elegir fruta de temporada o un yogur bajo en grasa y sin azúcar. Otra opción podría ser un sorbete de limón sin alcohol.
Tómate tu tiempo. Mastica bien y con calma los alimentos y disfrutarás más de cada plato. Controlarás las porciones que consumes y tu cuerpo tendrá la sensación de saciedad con menos cantidad de alimentos, con lo que la digestión será más ligera.