Para las ocasiones más especiales, los pescados y mariscos son platos estrellas. Tanto por su aporte nutricional como por su increíble sabor, pero también por lo sencillísimos que son de preparar, son una opción perfecta para días señalados. Al horno, a la plancha, al vapor… ¡de cualquier forma están riquísimos! Y además admiten una gran cantidad de variaciones, pero eso sí, sin necesidad de complicarse nada de nada.
Hacer gambas o langostinos cocidos es muy fácil, y llevar a la práctica los consejos que os vamos a proporcionar os ayudará a obtener un marisco terso, brillante, jugoso y con su sabor natural. Hablamos de gambas y langostinos porque son los más consumidos y se cocinan igual, simplemente varía el tiempo de cocción a razón del tamaño que tengan las piezas.
Langostinos y gambas en su punto perfecto de cocción
Para cocer langostinos siempre es necesario que previamente los descongeles si son congelados, nada de cocerlos congelados porque se pierde el control de los tiempos. Para ello puedes dejarlos unas horas en la nevera o, si quieres hacerlo de forma rápida, sumérgelos en agua fría y en una hora o incluso menos estarán descongelados. Lo sabrás porque al presionarlos con tus dedos no notarás el interior duro.
Una vez que los hayas descongelado o si son frescos, comenzamos. En una olla amplia vierte 2 litros de agua con 70 gr de sal y ponla a fuego alto para que hierva.
Mientras prepara un bol amplio con 1,5 litros de agua, 120 gr de sal y unos cubitos de hielo (8-10 unidades) para que el agua esté bien fría. Remuévelo un poco para que la sal se disuelva todo lo que se pueda.
Cuando el agua esté hirviendo echa los langostinos y apaga el fuego. Recuerda cocer los langostinos como mucho en tandas de hasta 12 para evitar que el agua baje demasiado de temperatura.
Tapa la olla y déjalos dentro 2 minutos y medio.
Al cabo de ese tiempo sácalos (por ejemplo, con una espumadera o colador para que escurran el agua) y ponlos en el bol con hielo.
Déjalos en el agua helada 5 minutos y después escúrrelos y déjalos en un plato con papel de cocina para que terminen de secarse.
Si vas a preparar más tandas, cuando saques los langostinos de la olla ponla de nuevo en el fuego para que hierva el agua, y respecto al bol con hielo si ves que los cubitos se han deshecho bastante échale más para que el agua siga bien fría.
Langostino crudouppers.es
Ideas frescas de preparación fácil para sorprender a tus comensales
Aguacates rellenos de langostinos y ensaladilla de frutas. Estos aguacates rellenos de langostinos y ensaladilla de frutas son un perfecto aperitivo o entrante para las ocasiones especiales. La ensaladilla de frutas combina distintos sabores y texturas y se aliña con una salsa tártara casera que le va fenomenal. Apio, manzana, pimiento rojo, mango y aguacate acompañan a las gambas o langostinos recién cocidos.
Cóctel de marisco tropical con piña y salsa rosa casera. Este cóctel de marisco tropical con piña y salsa rosa casera es un clasicazo; bien presentado y con buenos ingredientes tiene cabida en cualquier mesa. Primero la lechuga, después la piña, el aguacate y la manzana repartidas y encima los trocitos de langostinos. Vierte salsa rosa por encima al gusto y termina con unos brotes verdes y un langostino con la cola sin pelar.
Salpicón de marisco. El salpicón de marisco incorpora pulpo, gambas y mejillones, y es una combinación de auténtico lujo. Es una receta muy sencilla de preparar e incluso rápida, pero solo si omitimos el tiempo que debemos dedicar a cocer los mariscos.
Ensalada de patatas y mar con salsa verde. Ensalada de patatas con langostinos cocidos y anchoas, todo regado con una estupenda salsa verde a base de perejil y ajo, y una cama de lechuga y tápenas que hace el contraste perfecto con el plato. Es una de las ensaladas más sencillas, y seguro que te sorprenderán los contrastes de sabores entre el salado de las anchoas, el contraste agrio de las tápenas y la intensidad de la salsa verde. Además, admite un montón de variaciones, adáptala a tu gusto incorporando por ejemplo salmón y aguacate, o sustituyendo la lechuga romana por un mézclum de lechugas, o simplemente canónigos y rúcula. ¡Seguro que a tu manera también queda de escándalo!