La alta cocina ha evolucionado en los últimos a pasos agigantados. Claro está que siempre hay ocasiones en las que nos apetece algo más típico y tradicional, algo de toda la vida, pero nunca se le hace ascos a probar cosas nuevas, exóticas, sabores y texturas totalmente diferentes que hacen que tu paladar se revolucione. Cierto es que quizá lo que no esperabas era que el plato que empieza a ponerse de moda sea uno en el que el ingrediente principal sean las piedras. Pues sí. ¿Te atreves?
Popularmente es conocido, como no, como el plato más duro del mundo, uno que en el que saltear piedras es el principal atractivo y que se ha vuelto famoso en las calles de china, empezando a expandirse por el mundo. Ahora bien, puedes estar tranquilo porque no vas a perder lo dientes, al menos si lo haces bien, porque la gracia está en chupar las rocas para así disfrutar del sabor intenso de una receta con más de 100 años de historia.
Según explican en la CNN, los cocineros de las calles chinas ponen aceite de chile sobre piedras pulidas que se fríen para luego espolvorearlos con salsa de ajo y terminar salteándolas con una mezcla de pimientos cortados pequeños y unos dientes de ajo. Una vez el salteado de piedras está listo se sirve sobre unas cajas pequeñas para que se puedan degustar saboreando bien el sabor de las salsas que impregna cada una de las rocas hasta que acabas y no queda más remedio que tirarlas.
La receta del plato más duro del mundo es similar al teppanyaki, en el que se prepara la carne, el marisco y las verduras sobre una plancha de hierro y en la que el cocinero lo prepara delante de los comensales.
Pese a la fama que está empezando a alcanzar no es un plato caro, ya que al cambio cuesta unos dos euros. Y no, las piedras no se devuelven, puedes tirarlas después de chuparlas o llevártelas a casa como recuerdo de la primera vez que probaste este plato.
En cuanto a su origen, se cree que se remonta a los navegantes chinos que quedaban varados, por lo que tenían que alimentarse de algo cuando los alimentos escaseaban, por lo que empezaron a añadir piedras a sus comidas. A veces solo hace falta un poco de imaginación.