Además de saludable y repleto de ácidos grasos beneficiosos para el organismo, el salmón es un pescado delicioso que admite decenas de preparaciones sencillas y muy sabrosas. Un imprescindible en nuestra cocina.
Con la escalada de precios de los alimentos que hemos experimentado el último año y medio ha dejado de estar al alcance de todos los bolsillos, pero aun así merece la pena reservar una parte de nuestro presupuesto para introducirlo en nuestra dieta y salir de otros pescados a la plancha muchísimo más rutinarios y aburridos, y con más riesgo de contener anisakis..
Podemos prepararlo al horno con sal gruesa, un chorro de aceite de oliva, vino blanco y acompañarlo de patatas panaderas cocinadas en sus propios jugos; otra opción es adobarlo unas horas antes con un mix de salsa de soja y teriyaki y pasarlo por la plancha para conseguir una capa exterior crujiente y un centro jugoso. Si preferimos el sabor de la materia prima en bruto, lo podemos añadir a un tartar o acompañarlo de algunas de nuestras recetas fáciles de gambas. Por último, marinarlo en casa es una alternativa excelente al salmón ahumado del supermercado, muchísimo más caro.
Muchos miedosos de la cocina piensan que marinar salmón es complicado, pero nada más lejos de la realidad. Te explicamos cómo puedes hacerlo de forma sencilla.
El marinado de alimentos se ha utilizado a lo largo de toda la historia de la humanidad, y por supuesto el salmón es un de los pescados que más agradecen este tipo de preparaciones. Marinar es igual a condimentar y aromatizar para potenciar sabores, respetando lo más importante: la conservación del alimento.
Los ingredientes que vas a necesitar, en este orden, son: sal gruesa (la misma cantidad que el peso del salmón), azúcar blanco (la mitad del peso del pescado), pimienta negra, pimienta rosa, eneldo al gusto, AOVE y, por supuesto, un lomo hermoso de salmón. Merece la pena comprarlo grande, ya que podrás congelar lo que no te comas después.
Para 1 kg de salmón, por ejemplo, necesitarás 1 kg de sal gruesa y 500g de azúcar.
Cuando escojas la pieza, pídele a tu pescadero que le quite todas las espinas y lo deje con la piel. También puedes retirar las espinas en casa, pero tardarás más, y no todo el mundo tiene pinzas en su cocina y tiempo para extraerlas una a una.
Ya tendremos nuestro salmón perfectamente marinado y listo para consumir. Si no vamos a comerlo inmediatamente, podemos congelarlo o cubrirlo con aceite de oliva, como haríamos con unas anchoas o unos boquerones en vinagre.