Dicen que todo valenciano nace con una paella bajo el brazo. Es así. Pero como no todos tenemos la suerte de crecer junto a la Albufera, algunos tenemos que conformarnos con el 'método'. Y el tema con el arroz, lo sabe cualquier cocinillas, es que hay muchos 'métodos'. Tantos como abuelas españolas, tantos como domingos al sol, tantos como cucharas escarbando el socarrat. El 'método' pasa de padres hijas, de tías a sobrinos, de abuelas a cuñados, de instagramers a seguidores. ¿Perdón? Qué si, observa y, si te interesa, aprende.
Entre todos los puntos difíciles de encontrar, el del arroz es uno de los más escurridizos. La cantidad de grano, la cantidad de agua, la cantidad de tiempo. Medidas que parecen elementales, fáciles de combinar, se nos hacen bola. Derrapamos. Y cuando creemos que ya lo tenemos, que le hemos tomado el pulso a la cocción, está muy duro, o muy blando. No es que nos pongamos exquisitos ni fundamentalistas, un arroz con cosas es tan bueno como cualquier otro, y ya hemos dicho que hay mil y una formas de cocinarlo. Pero el punto, amigos, el punto es ineludible.
Afortunadamente, de vez en cuanto el scroll infinito de nuestras vidas nos depara alguna sorpresa realmente útil y he aquí que el chef, al que hemos conocido gracias a Instagram, todo hay que decirlo, Antonio Vicente Gómez, nos regala un 'método definitivo' para saber cuando hemos alcanzado el nirvana arrocero.
Bueno, vamos al grano: se trata de aplastarlos durante la cocción y comprobar en cuántas partes de divide. ¿Ein? Según explica Vicente, los granos tiene en realidad cuatro granos, o sea se parten en cuatro. La idea es que, una vez reducido el caldo, aplastemos el grano y si este se parte en cuatro esta crudo, si se parte en tres, le falta, si se parte en dos y un pedacito más pequeño, ya podemos ir retirando del fuego y el punto exacto se alcanza cuando se parte solo en dos trocitos. Así:
¿Te parece un buen 'método'? No podrás negar que precisión tiene. Se trata ahora de ponerlo a prueba. Como siempre, recuerda que hay mucho ensayo y error para alcanzar el 'método'. Influyen también otros factores, el tipo de fuego que utilizas -no te rayes, con paciencia y buen humor se puede hacer un buen arroz tanto a la leña como en la vitro-, la marca de arroz, el tipo de paella... Tienes que estar familiarizado con todas estas variables para aplicar 'el método' y, como objetivo último, desarrollar el tuyo propio. Esto es, volverte infalible.
Cocinar no es procesar alimentos. Es crear memoria. Y hay verdadera belleza en todo esto.