Muchas son las abuelas e incluso madres que dicen “las patatas frías engordan menos que las calientes” y aunque suena a frase hecha, tiene algo de cierto. Resulta que los alimentos ricos en almidón se digieren mejor si los enfriamos tras cocerlos.
Es el caso de la patata, si la enfriamos una vez se cocina, el almidón cambia por efecto de la baja temperatura, las moléculas se recolocan creando un hidrato de carbono que no se puede digerir del todo, es lo que los expertos llaman “almidón resistente”.
Pero antes de enfriar nuestras patatas y conseguir ese, ansiado por muchos, hidrato de carbono, tenemos que cocerlas. Desde Bonviveur, un portal para los sibaritas del comer hacen algunas recomendaciones para cocer las patatas a la perfección.
Lo primero que hay que hacer es lavar bien las patatas. Aunque ya vengan lavadas conviene pasarles un agua.
Se ponen las patatas en una olla o cazuela y se cubren con agua. Se añade al agua una cucharadita de vinagre y otra de sal. El agua tiene que cubrir al menos 3 ó 4 dedos por encima de las patatas, pues a medida que cuecen irá evaporando parte del agua. Se ponen a fuego máximo y cuando comience a hervir el agua, se baja el fuego a temperatura media. Se mantiene hirviendo a fuego medio durante 30-40 minutos. Es importante que cuezan a una temperatura constante y no muy alta.
Cuando pasen los 30-40 minutos de cocción, para comprobar si están bien cocidas se pueden pinchar con una aguja larga. Si entra suavemente, la patata estará perfectamente cocida. Es preferible pincharla con una aguja o alfiler pues si se pincha con un cuchillo u otro cubierto podría entrar agua en la patata o abrirse la piel y eso es algo que no interesa.
Pasado el tiempo de cocción y una vez se ha comprobado que están bien cocidas, se sacan las patatas y se dejan templar para no quemarnos al pelarlas.
¿Cómo enfriar la patata cocida?
Una vez que tenemos las patatas cocidas, llega el momento de conseguir que se enfríen en tiempo récord. Al sacar las patatas del cazo donde las hemos cocido, las meteremos en un bol con agua y hielo para dejarlas enfriar entre 5 y 10 segundos. Pasado este plazo, vamos cogiendo cada una de las patatas y frotándolas suavemente, esto además nos ayudará a pelarlas rápidamente. El siguiente paso es meterlas directamente en la nevera para después hacer una ensalada o un acompañamiento con salsa.
¿Qué beneficios tiene el almidón resistente?
El beneficio principal del almidón resistente es que tiene un efecto prebiótico en el colon, ya que sirve de alimento a las bacterias del intestino grueso, y favorece el mantenimiento de un microbiota saludable.
Potencia el efecto prebiótico, favoreciendo a nuestro microbiota. Los nudos de almidón resistente, no se digieren y pasan a nuestro intestino entero, que sirven de alimento a las “bacterias buenas” del intestino.
Reduce la absorción de los hidratos de carbono y, por lo tanto, provoca que esta glucosa no esté disponible para nosotros (evitando que se transforme en grasa) y, en cambio, sí lo esté para potenciar el efecto prebiótico.
Mejora la inflamación debido a la acción del ácido butírico que protege el colón y mejora la inflamación.
Disminuye la permeabilidad intestinal, mejorando la mucosa intestinal y el funcionamiento del sistema inmunitario.
Ayuda a regular el peso gracias a la producción de propionato, una grasa saludable que las bacterias producen gracias al almidón resistente.
Mejora la resistencia a la insulina, por lo que es muy interesante para diabéticos porque reduce los niveles de glucosa en sangre.