Cambio de costumbres por la pandemia: ¿seremos los españoles capaces de cenar a las ocho?
Con la hora de cierre de los locales a las 23 horas, las reservas de cenas se han reducido hasta en un 65%, aseguran desde la Asociación Hostelería Madrid
"Es posible cambiar las costumbres siempre y cuando encontremos una motivación para hacerlo. Tenemos que entender que es algo temporal"
"Buenas tardes, quería una mesa para cenar a las diez, ¿es posible? No señor, con la nueva normativa el turno de cenas comienza a las ocho, a las once cerramos y una hora antes ya no podemos admitir nuevos clientes". Es una de las explicaciones más comunes que los hosteleros de Madrid dan desde que entraron en vigor las últimas restricciones para frenar el avance del coronavirus, que incluyen también reducción de los aforos y cierre de barras. Unas medidas que, en una cultura como la española incluyen un cambio radical de las costumbres. Hablamos con Elena Arderius, psicóloga sanitaria de la Universidad Francisco de Vitoria para que nos explique si realmente es posible que la sociedad se adapte a esta nueva realidad o si, en cambio, se frenarán drásticamente las salidas a los bares.
El cambio es posible, pero no es fácil
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Cambiar un hábito al que llevamos acostumbrados muchos años no es tarea fácil y más aun cuando se trata de una costumbre asociada a nuestra cultura y forma de vida. Sin embargo, no es algo imposible. "El punto clave es encontrar la motivación para el cambio, lo que hace que una persona le encuentre el sentido. Especialmente importante es cuando hablamos de mayores de 45 años que llevan muchos años con costumbres adquiridas, pero si se quiere, se puede reaprender", explica Arderius. En este caso la estimulación es clara para muchas personas que tienen totalmente integrado el acudir a restaurante a menudo: es mejor salir a las ocho que no hacerlo. "También nos puede ayudar buscar beneficios en este cambio como, por ejemplo, tener mejores digestiones si se cena antes".
Pero este cambio de rutinas no se ciñe solo a una modificación en los horarios cuando queremos salir, es importante que nuestro biorritmo varíe. "No sirve solo con aceptar salir más pronto de casa, también debemos adelantar el resto de las comidas. Probablemente, si almorzamos a las tres, a las ocho no nos entrará un bocado. Es cuestión de adelantar todo", asegura la psicóloga.
España es un país con una cultura de calle. En comparación con los países del norte de Europa tenemos muy integrado el salir a comer fuera. Anochece más tarde, el tiempo es mejor, todo esto promueve que los horarios sean más tardíos. "Debemos comprender que esta medida es algo temporal, por una situación determinada. Es una variable real, concreta y cuantificable la que nos induce al cambio y que nos permitirá volver a lo de antes".
Tendemos a quedarnos más en casa
Sin embargo, este cambio en los horarios de la restauración, sumado al miedo de contagio, ha empezado a propiciar un cambio de hábitos. Hemos pasado de celebrar prácticamente todo en restaurantes, de ir de cañas por los bares a organizar más reuniones en casa. "Nos estamos acostumbrando a hacer planes caseros, aunque sea con amigos y familiares. En esto influye positivamente el hecho de que al estar en nuestra casa somos nosotros los que tenemos el control y la higiene en nuestra mano".
Por suerte, existe otra parte de la población que, tras los meses de encierro, se ha acostumbrado a esta nueva realidad y tiene el virus integrado en su vida, sin miedo, pero con respeto. "Otros muchos piensan en el impacto económico, en ayudar a los negocios locales, en reactivar el sector con el dinero ahorrado durante el confinamiento”, expone Arderius.
Esta nueva costumbre de organizar más cenas y comidas en casa es propia del resto de Europa y no tanto de los países mediterráneos, por ello la psicóloga asegura que no supondrá un cambio definitivo en nuestras vidas. "De manera obligada nos hemos tenido que enfrentar a esta situación impuesta frente a los miles de años que nos hemos comportado de una manera determinada. Nosotros tenemos nuestra cultura mediterránea y buscamos el volver a la normalidad, pero no a la nueva realidad sino a las costumbres que teníamos antes".
Eso sí, el cambio a lo de antes, no se va a producir de la noche a la mañana. No nos vamos a levantar un día en el que ya no va a haber virus y todo haya pasado, será un proceso gradual. "Tendremos que ir enfrentándonos poco a poco a situaciones temidas como salir a restaurantes, darnos besos, abrazos y lo conseguiremos. Eso sí, en el tiempo influirá mucho cómo hayamos vivido el virus, si alguien a nuestro alrededor ha fallecido o estado muy grave", asevera la experta.
Qué dicen los hosteleros
La Asociación Hostelería Madrid estima que las medidas, que afectan a más de 23.000 locales en los municipios afectados de la comunidad, supondrá una pérdida de 1.131 millones de euros, lo que implica un 7% de la facturación anual del sector. "Además, si las medidas persisten, ponemos en juego la campaña de navidad de miles de restaurantes que facturan en estas fechas el 20% de sus ingresos anuales", explica Juan José Blardony, director de Hostelería Madrid, quien asegura, además que "estas medidas impactan en un sector que ya viene muy dañado de toda la recesión del consumo que llevamos sufriendo desde marzo, y la situación se hace ya insostenible para muchos".
Para evitar consecuencias peores, desde la organización han traslado una petición al ejecutivo para que los locales de las zonas confinadas puedan cerrar a media noche. Asguran que para los restaurantes los turnos de cenas de fin de semana suponen entre un 40 y un 50% de su facturación y con los locales cerrando a las 23h, las reservas se han reducido en un 65%. "Es fundamental que el horario mínimo sea, al menos, hasta las 00 horas para poder dar un buen servicio y que el cliente se anime a venir a cenar", afirma Blardony.