Llega el tiempo de cocinar y de comer al aire libre, sin prisa y rodeado de los tuyos. La barbacoa es una de las mejores opciones. El cocinero se sienta a la mesa orgulloso de su hazaña cuando se le corona con todas las estrellas según va sacando de la parrilla plato a plato. En Uppers hemos preguntado a los expertos cuál es la mejor carne para la barbacoa, porque no todo es susceptible de entregarse a las brasas. Además de elegir el tipo de carne entre la gran variedad del mercado, hay que tener claro cuál es el mejor corte de carne para asado a la parrilla. Esta es la lista que hemos elaborado:
Panceta: solicita al carnicero que corte lonchas de medio centímetro de grosor, de esta manera se cocinará de forma rápida sin cocerse. Mejor elegirla al natural, sin adobo, porque queda demasiado fuerte, y que no sea en salazón que es la que se emplea en guisos.
Chistorra, morcilla, chorizo y longaniza blanca: si el chorizo y la morcilla son gruesos requieren más tiempo y cuidado para no quemarlos. El resto se cocina con ritmo y funciona muy bien como aperitivo o merienda a media tarde. Para que no revienten las pieles de estos preparados un truco es pinchar cada unidad con un palillo, la grasa goteará por la madera. Ten cuidado de que no se prendan las brasas con la grasa. Una opción es disponer todo en los laterales de la parrilla.
Secreto, presa ibérica y costillas: es una de las mejores formas de terminar la barbacoa porque son carnes con sabores de mucha fuerza y personalidad. El secreto tiene que cocinarse hasta que quede crujiente. La presa entera queda deliciosa fileteada una vez se ha asado a la parrilla. En cuanto a las costillas, necesitan más tiempo que el resto y encajan muy bien con multitud de salsas como la de aceite de oliva, ajo y perejil, chimichurri, miel y mostaza…
Es la opción que más rápido se cocina y la que más suele gustarles a los niños porque su sabor es más neutro. También es una buena idea para los que quieren guardar la línea por ser pobre en grasa en comparación con la carne de cerdo.
Alitas: están riquísimas al natural con sal y pimienta o con un marinado previo de especias, vino y limón.
Pechuga: resulta muy jugosa y muy sana partida en trozos en brochetas. Alterna el pollo con pimiento rojo, pimiento verde, cebolla, tomate cherry y champiñones. También se comercializan ya preparados los pinchos morunos, quedan un poco más fuertes pero deliciosos.
Contramuslo: solicita al pollero que deshuese el contramuslo y ásalo despacio a la parrilla con sal de modo que se tueste la piel y se cocine bien el pollo.
Chuletón: es de las carnes que más éxito tiene en la barbacoa. El de gran tamaño, es suficiente con marcarlo a fuego vivo para después filetearlo ya en la mesa. El corte de buey wagyu es elevado en precio, pero si es una ocasión especial compensa por su gran sabor y la ternura de su carne. En realidad, el único condimento que requieren ambos es un poco de sal.
Lomo de buey en una pieza: tanto el buen corte de lomo alto de buey o el de ternera quedan perfectos en la barbacoa, pero se tienen que cocinar con paciencia, a fuego lento. Una opción es barnizar la pieza mientras se asa con un adobo que tengamos preparado de antemano con pimentón, vinagre, hierbas aromáticas y un poco de agua.
Tira de asado o churrasco: es una de las carnes cercanas al hueso que se corta de forma perpendicular a las costillas. El resultado es muy sabroso y gusta mucho acompañada de una salsa chimichurri o barbacoa.
Entraña: tienes dos opciones a la hora de cocinarse, con la tira de piel que cubre una de sus caras o sin ella. Es de un sabor muy intenso y realmente jugosa. También se suele servir con salsa chimichurri.
La carne de cordero es baja en grasa y sirve perfectamente como plato principal. Están las tradicionales chuletas, pero también le puedes solicitar al carnicero que te prepare un churrasco para asar de modo que lo puedas cocinar en la barbacoa igual que el de ternera.
Calcula una media de entre 350 g y 400 g de carne por persona incluyendo entrantes y piezas principales para no quedarte corto. Si asisten niños reduce la cantidad a unos 250 g o 300 g. Además, ten claro que lo más normal es que los asistentes quieran probar absolutamente todos y cada uno de los platos. Al final, la barbacoa se convierte en una gran degustación de carnes.
Acompaña la barbacoa con una buena ensalada sencilla, como por ejemplo de lechuga romana y cebolleta, y de unos tomates aliñados con AOVE.
El postre no tiene que ser complicado porque los entrantes y los platos principales ya han consistido en carnes diferentes de un gran sabor. Una sandía cortada en porciones triangulares dejando la piel para comer con la mano o una fruta de temporada como las cerezas serán un final perfecto y refrescante.