Cuando se empieza una dieta, además de instar a hacer ejercicio y a aumentar el consumo de frutas y verduras, una de las primeras recomendaciones que suelen hacerse es que se reduzca o elimine el consumo de alcohol.
Este tipo de bebidas están estrechamente relacionadas con la grasa visceral, un tipo de grasa que se acumula en los espacios entre los órganos y que puede tener efectos muy negativos en la salud, ya que está relacionada con problemas de cardiopatía, colesterol, diabetes de tipo 2 y afecciones respiratorias, entre otros.
Pero ¿todas las bebidas alcohólicas tienen el mismo efecto? ¿O hay algunas que, moderadamente, pueden consumirse sin poner en riesgo nuestra dieta?
Si eres de los que han decidido empezar a cuidar su alimentación ahora que el calor ya aprieta y el verano está a la vuelta de la esquina, es probable que te hagas alguna de estas preguntas. Y es que, seamos sinceros, ¿a quién no le gusta disfrutar de unas buenas cañas en una terracita frente al mar? ¿O de una copita de vino durante una cena con la familia o los amigos?
Si es tu caso, tenemos noticias, aunque tal vez no tan buenas como las que busques. La primera es que un reciente estudio elaborado por un equipo de investigadores a nivel internacional y publicado en la revista Obesity Science & Practice ha demostrado que no todas las bebidas alcohólicas fomentan el exceso de grasa de la misma manera. Vamos, que hay bebidas que, siempre con moderación, puedes tomar sin preocuparte por si aumentará o no tu grasa abdominal. La segunda es que, sí, la cerveza se encuentra entre las más perjudiciales, así que si quieres librarte de la grasa y conseguir un vientre plano, lo mejor que puedes hacer es reducir su consumo.
En concreto, el estudio publicado en Obesity Science & Practice señala que un elevado consumo de licores y cerveza está vinculado a un mayor nivel de grasa en el abdomen, mientras que el consumo de vino no incrementaría este exceso. Además, y dependiendo de la variedad de vino que se ingiera, esta bebida podría llegar a tener incluso un efecto protector y prevenir la aparición de la grasa abdominal.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores, que estuvieron coordinados por Brittany Larsen, profesora asociada de neurociencia en la Universidad Estatal de Iowa (Estados Unidos), analizaron los datos de 1.869 personas de Reino Unido, con edades comprendidas entre los 40 y 80 años. De estos, un 59% eran varones, mientras que un 41% eran mujeres.
El objetivo de este estudio era analizar el impacto de distintos tipos de licores en las alteraciones de disposición corporal, como puede ser la pérdida ósea o la acumulación de grasa. Durante la investigación, los expertos analizaron los datos demográficos, dietéticos y alcohólicos de los participantes, así como su estudio de vida, a través de un cuestionario táctil. Tras esto, utilizaron sus datos sobre altura y peso y un extracto de sangre para analizar la composición de todos los cuerpos y su relación con el consumo de alcohol.
Los resultados del trabajo revelaron que consumir licores y cerveza sí favorece el aumento de grasa abdominal, mientras que el vino no tiene estos efectos, siempre y cuando se consuma con moderación.
En el caso del vino tinto, su consumo no se relaciona con unos mayores niveles de grasa abdominal. Al contrario, el estudio comprobó su relación con un nivel más bajo de grasa e incluso apuntó a que podía llegar a prevenir su aparición. En el caso del vino blanco, en cambio, su consumo no solo no favorece la grasa abdominal, sino que puede ayudar a tener unos huesos más densos. Así que de cara a este verano, ya sabes: olvídate de la cerveza y pásate al vino.