¿Por qué se recogen las setas en una cesta de mimbre?
Las cestas de mimbre o fibra natural son un elemento imprescindible en la recogida de setas
Estos cestos no solo garantizan que las setas llegarán a nuestra casa en buen estado, sino que ayudan al medioambiente
Al utilizar este tipo de cestos, las esporas de las setas pueden esparcirse y sembrarse por el bosque mientras seguimos nuestra ruta micológica, lo que ayuda a mantener el número de especies de la zona
La llegada del otoño no solo es sinónimo de lluvia, frío y viento, sino también de setas. Y es que es en esta época del año cuando los muchos bosques y sierras de la geografía española se llenan de sabrosas setas listas para su recolección.
La micología o recogida de setas es una actividad que ha ido ganando popularidad en la última década. Cada vez son más los aficionados que se apuntan a salir de aventura por el monte en busca de estos suculentos manjares, pero para llevar a cabo esta actividad es imprescindible que contemos con un buen equipamiento y una serie de conocimientos previos que nos permitan diferenciar las setas tóxicas de las comestibles. Si no, podemos llevarnos un buen susto.
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La importancia de las cestas de mimbre
En este sentido, uno de los accesorios imprescindibles para la recogida de setas son las cestas de mimbre o fibra natural. A pesar de que es probable que alguna vez nos hayamos cruzado con algún aficionado que, por ignorancia, guarda las setas en bolsas de plástico, el uso de este tipo de productos es completamente desaconsejable tanto desde un punto de vista ecológico como desde un punto de vista saludable.
Al usar bolsas de plástico, las esporas de las setas, algo así como las semillas de las que nacerán nuevos hongos, se quedan encerradas en su interior, o lo que es lo mismo: no pueden esparcirse por el bosque mientras seguimos con nuestra búsqueda. Este gesto, aparentemente inofensivo, tiene un efecto negativo sobre el ecosistema, ya que impide la expansión de las especies recolectadas por el monte. Como resultado, el número de setas pertenecientes a estas variedades irá disminuyendo progresivamente con el paso de los años, lo que, en los casos más extremos, puede llevar a su desaparición en la zona.
Las cestas de mimbre, en cambio, sí permiten esta expansión. Al disponer de una gran cantidad de huecos y ranuras, las esporas pueden esparcirse y sembrarse de forma natural mientras nos movemos. De este modo, ayudamos a mantener las especies recolectadas y a proteger la riqueza de la zona, lo que nos permitirá volver en el futuro en busca de estos exquisitos manjares.
Usar cestas de mimbre garantiza que las setas llegarán en buen estado a casa
Además de causar problemas en el medioambiente, las bolsas de plástico también dañan a las setas que recolectemos. Dado el material que emplean, este tipo de bolsas no permiten la transpiración natural de las setas, que son, en esencia, agua, lo que provoca su fermentación y degradación. Al no permitir la oxigenación, las setas corren el riesgo de volverse indigestas, por lo que todo el trabajo que hemos empleado en la recolección se echará a perder.
Asimismo, las bolsas de plástico también afectan al estado de las setas, que se mezclan, rompen y acumulan unas sobre otras. En estos casos, lo más probable es que al llegar a casa tengamos que tirar las setas, que estarán tan deterioradas que no podrán ser consumidas.
Por el contrario, si usamos cestas de mimbre, nuestras setas llegarán a casa en perfectas condiciones y con todo su sabor. Al estar abiertas y ser rígidas, este tipo de cestos protegen y permiten que las setas transpiren, lo que evitará que se rompan o se vuelvan indigestas. Por eso, si quieres disfrutar de un suculento manjar tras una jornada de micología, es imprescindible que dejes los plásticos en casa y que utilices cestos, ya sean de mimbre o de castaño.
A la hora de recoger estos hongos, recuerda que debes cortar con una navaja desde la base y llevártelos enteros, con el tallo, para poder apreciar mejor la especie de la que se trata y evitar posibles desintoxicaciones. Además, tienes que evitar escarbar la tierra bajo cualquier circunstancia porque, de lo contrario, no volverán a salir setas en ese lugar.
Para evitar problemas, es recomendable que no cojas nunca una especie que desconozcas y que viajes siempre con un guía o experto sobre el tema, sobre todo si nunca te has adentrado en el mundo de la micología. En caso de que tengas la mala suerte de intoxicarte, ve al médico de inmediato, nada más notar los primeros síntomas. No te la juegues.