El cocido es uno de los platos más característicos de la gastronomía española. Heredero de la Olla Podrida, un guiso del Siglo de Oro hecho con alubias rojas y carnes, este tradicional plato elaborado a base de verduras, carnes, legumbres y embutidos cocidos es casi sinónimo de familia y tiene un sinfín de variedades: madrileño, andaluz, montañés, gallego… Prácticamente cada comunidad tiene su propia versión. Y aunque sabemos que como el de casa nunca habrá ninguno, te proponemos una lista con algunas de las variantes nacionales más famosas de este popular plato. Por si quieres aprovechar este extraño invierno para innovar.
Probablemente la variedad más conocida de todas. Elaborado con diversos tipos de carnes y verduras, su ingrediente principal son los garbanzos. Suele servirse en tres vuelcos: primero la sopa, hecha con fideo fino, luego los garbanzos y las verduras, y finalmente las carnes, que incluyen tocino, morcilla y jamón, entre otros, aunque hay muchas familias que toman estos dos últimos a la vez. Una auténtica delicia para superar estos días de frío.
Un plato típico de Cantabria que se distingue, y mucho, de los otros cocidos del país. ¿El motivo? Un cambio sustancial: sustituye los clásicos garbanzos por alubias. Además, suele servirse en un único plato que mezcla todos sus ingredientes: berzas, pimientos, chorizo, tocino, costillas de cerdo… Contundente cuanto menos.
El otro cocido de Cantabria. Sí, sí: tiene dos tipos. Típico del valle de la Liébana, se parece más a los cocidos del resto del país que a su compañero de comunidad. Se sirve en tres platos y lleva varios tipos de carnes, berzas y, este sí, garbanzos, aunque lebaniegos. Como curiosidad, puede ir acompañado de un relleno de miga de pan, chorizo, huevo y perejil.
Elaborado tradicionalmente tras las típicas matanzas de cerdo, este plato propio de Galicia se caracteriza por, precisamente, utilizar prácticamente todas las partes del cerdo. Servido en cuatro platos, sus ingredientes también incluyen ternera y grelos, una verdura fundamental de la gastronomía gallega. Un dato: Lalín, que anualmente organiza la famosa feria del Cocido, celebra entre enero y febrero el mes del cocido. ¿Idea para escaparse?
Un plato rebelde que se sirve en orden inverso: empieza con el compango, continúa con los garbanzos y concluye con la sopa para que, de sobrar, sobre lo menos nutritivo. Muy inteligente. Típico de la comarca leonesa de Maragatería, este plato se parece mucho al cocido madrileño, salvo en cómo lo comemos, claro. Sus ingredientes incluyen lacón, tocino, gallina, garbanzos y berzas, y es una opción perfecta si lo que quieres es llenarte bien de carne. La sopa puede esperar.
Un cocido que reniega de la verdura. Así es el cocido extremeño, un plato contundente en el que la carne es la gran protagonista. Hecho con cerdo ibérico y gallina, también lleva patata y garbanzos.
Por el nombre, seguro que ya sabes de qué región te estamos hablando. Pero te lo decimos igualmente: Cataluña. Su gran diferencia con el resto de cocidos de la península radica en los ingredientes, ya que cambia el chorizo por butifarra y los fideos por galets, una pasta gruesa con forma de caracola típica de la región. Además, lleva pilota, una gran albóndiga elaborada con carne picada, miga de pan, huevo, tocino, ajo y perejil que se reparte entre todos los comensales.
La versión andaluza se caracteriza por la famosa “pringá”, una masa hecha con las sobras de la carne, tocino, jamón y chorizo del plato principal y que sirve para untar el pan. Porque hay que aprovecharlo todo. Servido en dos vueltas, además de la carne incluye una sopa con legumbres y verduras.
La berza gaditana, el puchero canario, el putxero valencià, la olla gitana o el pote asturiano son otras de las muchas variantes de este popular plato que pueden degustarse en España. Pero todos tienen algo en común: a fuego lento y con toda la familia saben mejor.