Si la etiqueta de un alimento o de una bebida informa de que pertenece a una Denominación de Origen (D. O.) lo compramos y lo consumimos con total tranquilidad y seguridad. En el sector vinícola, el primer vino que obtuvo una D. O. fue el Jerez-Xéres-Sherry una vez se promulgó la ley que regula esta materia el 26 de mayo de 1933 siguiendo la normativa que se había impuesto hasta entonces. En Uppers nos preguntamos qué debe tener un vino para que sea Denominación de Origen exactamente, es decir, qué requisitos cumple y cuáles son los estándares de calidad necesarios para mantener ese título.
Nuestro país cuenta en la actualidad con 67 D. O. de vino lo que da una idea de la importancia del sector y de todo lo que le rodea. A estas se suman otros 19 vinos de pago, dos Denominaciones de Origen Calificadas y ocho vinos de calidad. Todo este conjunto de títulos supone 96 Denominaciones de Origen Protegidas (D. O. P.) que concede el Ministerio de Agriculturaa y que están dentro de los estándares europeos.
Además, no solo se trata de la producción de un caldo, sino que abarca todo aquello que gira a su alrededor. El sector vinícola es una entidad en sí misma, ya que implica el cuidado del medio ambiente, la protección del ámbito rural, los cultivos sostenibles, la promoción del turismo y de la cultura del vino, gastronomía y un largo etcétera. Así, por ejemplo, España se encuentra entre los primeros destinos de enoturismo del mundo, junto a Italia y Portugal.
La pertenencia de un vino a una Denominación de Origen significa que es originario de un determinado lugar y que se produce con las características de ese medio geográfico en particular. De ese modo, cumple unas prácticas que garantizan su procedencia. Sin embatgo, para obtener ese sello de D. O., que es una certificación de calidad, con anterioridad necesita que haya sido reconocido como vino de Calidad con Indicación Geográfica para después mantener tal estándar durante un mínimo de cinco años. De este modo, ese vino debe ser producido y elaborado en una región concreta a partir de uvas que igualmente proceden de esa misma región, ya que su calidad y su reputación se deben precisamente a ese medio geográfico igual que al factor humano.
En resumen, los requisitos que cumple una D. O. son:
Un escalón más en la certificación en cuanto a las exigencias a cumplir por un vino es la Denominación de Origen Calificada (D. O. Ca.). Su obtención llega cuando todos los procesos cumplen con unos controles determinados más exigentes aun y que abarcan todos los eslabones de la cadena; desde la producción y hasta el punto de venta. La bodega garantiza una comercialización del vino en cuanto a unos niveles de calidad y también en cuanto a la cantidad. A su vez, el vino se vende exclusivamente embotellado y se han mantenido estos estándares citados y su reconocimiento como vino con D. O. un mínimo de diez años.
Igualmente, la zona de producción se limita. Los vinos con derecho a una D. O. Ca. se someten a una delimitación cartográfica, incluso por municipios, donde se establecen los terrenos aptos para el cultivo. Tales exigencias son muy difíciles de lograr. A pesar de la buena salud de la que goza el sector vinícola en España solo hay dos D. O. Ca. que son la Rioja y el Priorat.