Tomar vino en casa, especialmente en las comida o cenas de fin de semana o cuando vienen amigos o familiares de visita se ha convertido en una costumbre. Por eso mismo siempre tienes en casa unas cuantas botellas, de varios tipos, para contentar a cualquier visita y sus gustos. Pero a veces la velada se te puede estropear si te vas a tu segunda residencia, a ver la puesta de sol con tu pareja a un mirador o a pasar el día al campo. Sacas la botella, vas a abrirla y te das cuenta de que falta algo indispensable: el sacacorchos. Y ahora, ¿qué se puede hacer? Pues aunque no lo creas, hay algunas formas de abrir una botella de vino sin necesidad de ese utensilio que se te ha olvidado llevar.
Sí, un cuchillo puede ser la opción que necesitas para descorchar la botella y tomarte esa copa que tanto deseas. Lo primero que debes sabes es que el mejor cuchillo para esto es uno con un buen filo y, si es de sierra, mejor que mejor. Además, lo ideal es que no sea mucho más grande que la anchura del corcho, más bien al contrario. Con tu cuchillo ya preparado debes colocar la botella verticalmente y meter con mucho cuidado el cuchillo en el corcho hasta que quede bien clavado. De esta forma, debes intentar girarlo con precaución hasta que puedas tirar del cuchillo y sacar el corcho. Aunque parece fácil, mucho cuidado, pues recuerda que estás trabajando con un cuchillo y es muy sencillo cortarse.
Es un método sencillo, pero el zapato debe tener una buena suela si no quieres tener un percance. Esta forma de abrir una botella de vino consiste en meter la base de la botella sobre el hueco del zapato y, agarrando bien la punta del zapato y la botella, se golpea la suela contra una pared. Puede parecer una locura, pero con unos poco golpes el corcho saldrá y será de lo más sencillo terminar de sacarlo con una mano y disfrutar, por fin, de ese caldo. El zapato amortiguará el golpe, así que no dudes en dar golpes contundentes y secos, aunque siempre con precaución.
Si por lo que sea no tienes un sacacorchos a mano pero sí una caja de herramientas, estás de enhorabuena porque con un tornillo puedes tener esa botella abierta más pronto que tarde. Como recomendación, lo ideal es que cuanto mayor sea la distancia entre las vueltas de la rosca del tornillo, mucho mejor. Yendo al grano, debes enroscar el tornillo en el corcho lo más centrado posible con un destornillador o unos alicantes, dejando que sobresalga un poco. Ahora hay que sacarlo, para lo que sería ideal contar con un martillo para sacar con su parte trasera el corcho, aunque también podrían servirte unos alicates.
No es el mejor método y cualquier amante del vino puede llevarse las manos a la cabeza si se lo propones. Pero ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Esta forma de abrir una botella consiste en usar un bolígrafo, la base de un pintalabios o un mechero redondeado para hacer presión sobre el corcho sin que este se rompa. Al empujar hacia abajo, el corcho terminará cayendo sobre el vino y ya podrás tomarlo, aunque hay posibilidades de que te encuentres algún resto de corcho en la copa.
Este último método es muy similar al del cuchillo. Lo ideal es que sean pequeñas, aunque se tendrá que clavar sobre el corcho la cuchilla más fina siempre con cuidado de no romper el corcho. De esta manera, gira las tijeras con precaución de no cortarte y, si la cuchilla está bien introducida con un poco de palanca el corcho saldrá por completo o lo suficiente para terminar de sacarlo con las manos.