"Un español te habla con autoridad de cualquier cosa menos de vinos: hemos destruido el ego de los consumidores"
El periodista Antonio Hernández-Rodicio entrevista a Santi Rivas, enodivulgador y fundador de Colectivo Decantado
Prescriptor de referencia, sostiene que la crítica de vinos impostada y pretenciosa ha creado un mundo excluyente
Mitos, sus vinos preferidos, visión de futuro... Irreverente y atrevido, Rivas desgrana este mundo tan complejo
Por culpa de su primo francés Gilles Manzoni, que le arrimaba sus primeros beaujolais y champañas a los 16 años en las playas de Mojácar (Almería) donde pasaban el verano, el madrileño Santi Rivas es hoy el prescriptor de vinos más disruptivo, divertido, interesante y tocapelotas de la escena española. Un divulgador que no divulga. Al menos su reino no es el de las excelencias organolépticas de los vinos que cata. Porque en realidad, ni los cata. Los vinos que lleva a su canal son los que le gustan por lo que cree innecesario añadir más nada. Usted o se fía o no se fía de su criterio.
Así que emplea su tiempo -a veces, un minuto- en contar otras historias vinculadas a esa botella. Rivas, de 41 años, prospector de riesgos en un fondo de inversión, es autodidacta, con experiencia laboral en tiendas especializadas en vinos, catas por medio mundo y una praxis que se mide en hectolitros. Él, y sólo él, es Colectivo decantado, un constructo que aparenta tener un equipo detrás, unas catas fundacionales y una filosofía vinícola estructurada, pero que en realidad es solo un juego metafórico y divertido con inspiración en títulos de grupos de rap y hip hop y que, en todo caso, le resultaba más misterioso y sugerente para irrumpir en la escena que hacerlo a pecho descubierto con el nombre de Santi Rivas.
MÁS
Así que en 2008, animado por los amigos sabedores de su afición y conocimiento del vino, se lanzó a Facebook. Y ya que se lanzó decidió que para hacerse un hueco en un universo repleto de millones de contenidos había que angular bien el producto. Y lo hizo. Es diferente, divertido, mal hablado, irreverente, libre de cadena alguna, mitómano, espídico, con un punto desatado y con ese punch que engancha a la audiencia porque parece auténtico. Es aire fresco en medio del barroquismo pretencioso e indescifrable de la crítica especializada.
Tiene diccionario propio. Se inventa palabras que prenden rápido porque a veces da en la diana de la impostura y, en otras ocasiones, profundiza en cuestiones relevantes pero sin solemnizar. Desacomplejado y con pinta de chaval hiperactivo de los que necesita una jaula de hámster para dar vueltas sin parar, practica un empirismo refrescante, sin rastro de esnobismo ni de chorradismo ilustrado. ¿Es un pájaro, es un avión…? No. Es Supersanti y viene armado con el poder de la irreverencia, sin capa pero en camiseta.
Breve diccionario. Seis palabrejas que las carga el diablo
#Instacata
Las instacatas son los videos en los que hago de teleñeco del vino. Me da rabia no saber quién fue el columnista que escribió en Expansión en 2006 que los textos de catas eran tan largos y con tanto léxico porque no te podían pagar solo por decir "este vino esta bueno". Y me dije, ostras, yo voy a hacer todo lo contrario: voy a decir solo eso, este vino está bueno, y después pues ya te cuento otra cosa: quién es el productor, cosas de la etiqueta etc. Esa es la instacata. Cualquier vino del que hablo me gusta, por eso ni lo cato. El vino ya está ahí. Es parte de la narrativa intrínseca de instacata. Es un contenido divulgativo pero a mi manera.
#wineloverismo
Eso es más complicado de explicar porque esconde un concepto. Es la practica que hacen los winelovers. Pérez Reverte se enfadó mucho conmigo por utilizar esa palabra, pero no la utilizo por utilizar un anglicismo sino por que es la etiqueta de Instagram para los que quieren proyectar cierto estilo de vino o de ideología. Porque el vino tiene ideología. No es igual beber un Pago de capellanes o un vino de chapa del Loira. Esa decisión tiene ideología. Yo te puedo decir hasta qué partido votas según lo que bebes, igual me equivoco con algunos pero voy a acertar de la hostia con muchos.
Que el vino sea un pilar mas del lifestyle lo he hecho Instagram. Antes se diferenciaba el vino por si era caro o barato pero ahora el vino quiere decir cosas. No es igual beber uno de Ribera que uno funkie, ancestral, del Jura. La gente bebe lo que mola. Eso es el wineloverismo, que tiene una parte real de gente que se ha bebido mucho y sabe lo que quiere y hay otra parte en la que no. Hay vinos que son winelover y vinos que no son winelover. Si traes un Pesquera 2015 no entras en mi casa. Pero igual me traes un Ganevat pues ya sí. Llegará un momento en el que un Protos sea contracultural.
#atlanticismo
Va de los vinos de perfiles verticales más ácidos, ligeros que son los propios de estas latitudes atlánticas y están mas valorados. Hay un poso real: esto lo está construyendo la gente, no sé si desde el inconsciente colectivo, si nos retroalimentamos… no lo sé pero lo atlántico está mas valorado. Hay gente que se está quedando con el atlanticismo pero a veces se deforma y ya no sé bien qué es eso. Todos los que bebemos muchos valoramos más lo ligero, de lo que te puedes beber una botella, no solo una copa. Y es curioso: a los tintos les pedimos que cuanta menos madera e intervención, mejor; pero los blancos nos gustan con mas perrerías: velo de flor, madera, crianzas largas, lías…
Yo te puedo decir hasta qué partido votas según lo que bebes, igual me equivoco con algunos pero voy a acertar de la hostia con muchos.
#vulcanismo
Son los vinos cuyo terroir es volcánico. Lo que pasa es que habría que decir que se quiso extender esa etiqueta a cualquier vino canario pero en realidad solo lo hacen tres bodegas. Las demás están haciendo como un Ribera de Duero de Canarias. Aunque hay otras bodegas que descubres, que son muy pequeñas y con poca difusión, y de repente te encuentras con vulcanismo en vinos de diez euros. También hay vulcanismo en Sicilia o en la región de Tokaji en Hungría, ojo.
#socairismo
Si me tuviera que quedar con un concepto del vino blanco en España sería ese, el Socaire de Primitivo Collantes, de Chiclana. Yo lo llamo a veces un pre-fino, una pre-manzanilla, pero son en definitiva vinos sin encabezar, con un poco de velo de flor. Yo soy consciente, porque a veces me echan la bronca, de que el primero en hacer ese tipo de vinos fue Niepoort con Equipo Navazos pero a mí me da igual. Yo el primero que probé de ese tipo de vinos fue el Socaire y me robó el alma. Todos quieren sacar ahora un vino de ese tipo. Montilla Moriles ya está empaquetando socairismo con la DO.
#jorgejuaners (Jorge Juan es una calle del Barrio de Salamanca, en Madrid, con una gran concentración de restaurantes de moda)
Por influencia de mi esfera financiera laboral pues frecuento mucho esa zona, con inversores o jefazos. Los sitios son bonitos y la gente es mona, aunque ahora además se ha saneado bastante con Lobito de Mar o La bien aparecida, que son estupendos. Pero aún así el resto de los 35 restaurantes que hay son lo que son. Yo he sufrido mucho el jorgejuanismo: siempre me invitaban a que eligiera yo el vino y o te vas a cosas muy bestias de 400 pavos o tenías que buscar referencias que estuvieran bien. Y fíjate hay referencias que están bien, no muchos, pero por ejemplo, el Do Ferreiro, que esta en todos esos sitios, es estupendo, debe ser un buen trabajo de sus comerciales. El resto es auténtica basura.
Breve entrevista. Ocho tragos cortos.
¿Hay que ser bioquímico, enólogo o geólogo para disfrutar del vino?
No hace falta ni entender de vino, solo depende de las pretensiones que tengas. Si es solo beberlo, pues hazlo y punto. Si quieres aprender y elegirlo pues tendrás que investigar un poco. Yo soy muy proaleatoriedad, a veces compro por la etiqueta porque lo has visto en una noticia, da igual, pruébalo y si te gusta pues investiga qué has bebido y por qué. Me parece muy nocivo el concepto de "aparente ser un entendido de vinos en 24 horas".
¿Para qué? Así han conseguido que no saber de vinos sea lo único que intimida a los españoles. Un español te habla con seguridad de fútbol, de la pandemia, de política o de los intereses que hay detrás de la UE, eso es un prototipo de español. Y te va a hablar con una autoridad de la hostia, pero con el vino se arruga, dice que no sabe, se disculpa por no saber. Es la pera. Es un concepto negativo: le hemos destruido el ego a los consumidores. Lo hemos machacado tanto que es terrible. El vino es muy complicado y nadie va a saber ni el 20% de lo que es el vino pero sí lo suficiente para disfrutarlo. Si solo sabes un 1% que mas te da, disfrútalo.
¿Cómo se explica esa tortura a los consumidores? ¿por esnobismo?
En algún momento ha debido de haber un tipo de divulgación con la connivencia de las bodegas y se han confundido: se ha optado por un cierto elitismo y una divulgación excluyente a través del léxico. Si te lees los textos de los ochenta de la revista Sobremesa son una locura, igual la cocaína era gratis, pero es que estaban locos, vaya cosas que escribían. No querían ni enseñar ni entretener. No sé por qué pero fue tremendo: solo querían demostrar lo que sabían. No sé por que hicieron eso y algunos siguen haciéndolo. EE.UU lo ha hecho mejor: allí el vino es cool, si no bebes no molas.
Un español te habla con seguridad de fútbol, de la pandemia, de política o de los intereses que hay detrás de la UE, eso es un prototipo de español. Y te va a hablar con una autoridad de la hostia, pero con el vino se arruga, dice que no sabe, se disculpa por no saber.
¿Cuáles son sus mitos en el mundo del vino?
Soy mitómano para todo, maradoniano, messiano y más cosas. Para mí Marcel Lapierre en Beaujolais es un mito. Hay vinos fetiches como los beaujolais en general y bodegas como la Rioja alta, los blancos de Tondonia, Ricardo Palacios. Los vinos chulos de Burdeos. Me suda la espalda cuando presiento un flechazo de esos.
Meta cuatro botellas en una nevera antes de partir hacia su isla desierta
Espumoso: ya que me sale gratis, el Clos du Mesnil de Krug. Y si no queda, un Bollinger RD, que me flipa.
Rosado: me gusta mucho un burdeos biodinámico que hace Chateau Le-Puy , un rosado de 40 euros que es una maravilla: es un merlot contundente.
Tinto: Marcel Lapierre, mi vino fetiche. Así empecé yo, con ese vino. Sus hijos llevan ahora la bodega y dicen que hacen unas fiestas estupendas. Deberían invitarme.
Blanco: Viña Tondonia blanco, que va a ser una cosa muy gorda. No tenemos percepción de lo histórico que va a ser. Los mercados secundarios los devoran. El mundo se está matando por ese vino.
¿Le ha tentado Parker?
No me gustan las guías de puntos. Si me pagan muy bien lo aceptaría pero lo haría mal adrede para que me despidieran y trincar. Las guías de vino son hipócritas y tienen un falso cientifismo. Ellos dicen que la guía no son lo puntos, que son los artículos de al lado. Eso no se lo lee nadie. La gente ve si son 99, 98 o 93 puntos. Es como lo del Playboy que dicen que la gente lo compraban por los artículos. Falso: se compraba por las tías en bolas. Y además es todo muy subjetivo, es el puto gusto de los críticos. No hay más. De hecho, creo que ahora esas guías están sostenidas por el sudeste asiático. En EEUU esta mucho mas atomizado todo, hay sumilleres estrellas, blogueros etc. Ahora importan otras cosas. Es un modelo caduco.
¿El interés por el vino superará al de la gastronomía?
De momento, para nada. Hay que meter un rejón: el gastroshow tiene documentales, concursos, programas, plataformas y lo tiene todo pero no esta tirando nada del vino. Conozco a chefs que les da igual el vino, solo les interesan sus platos. Lo del vino es residual. Las cadenas de tv además a las diez de la noche no quieren a cuatro bebiendo vino, prefieren un concurso de otra cosa. Soy muy pesimista.
No me gustan las guías de puntos. Si me pagan muy bien lo aceptaría pero lo haría mal adrede para que me despidieran y trincar. Las guías de vino son hipócritas y tienen un falso cientifismo.
El vino de Jerez, ese gran desconocido. Diga y haga algo.
Hago muchas catas y a la gente les gusta el supremacismo, los rankings etc. Y siempre me preguntan cual es el mejor país del mundo haciendo vino. Para mí es Francia y el que opine otra cosa conmigo tiene poco que hablar. Y siempre digo que el segundo es España, porque Jerez está en España, en Cádiz, si estuviera en Italia, Italia sería el segundo: la singularidad, el historicismo y lo buenos que están esos vinos los convierte en la puta polla. Hago acólitos a montones a través de socaires, navazos etc. Los vinos de Jerez son el elemento diferenciador de España. Hay mejores tintos que riojas o mejores blancos que los albariños pero no hay mejores vinos encabezados, oxidados o con velo de flor que Jerez. No existen. Sin Jerez seríamos Australia, haríamos tintos y blancos buenos, pero no más. Jerez le da jerarquía a España.
¿Los vinos naturales son cosa de hipsters?
Es que esos vinos tiene una posición ideológica. Ellos se han encargado de venderlo como vino hippie. No me gusta convertir al vino en un ser humano. Me la sudan si son naturales o no, lo que quiero es que estén buenos. Yo debuté con un vino natural, el de Marcel Lapierre . El los hacía naturales porque veía que no le hacía falta echarle ni sulfuroso ni nada. Pero no hizo proselitismo al respecto. La actitud contraria enmascara muchas cosas, hay gente que cree en su filosofía y hace muy buenos vinos naturales, pero nunca se debe poner el discurso por encima del vino.
Si me quieres vender una filosofía antes de venderme lo que hay en la copa, mal vamos. Como concepto ni me va ni me viene. Si tu vino es natural pues que esté bueno pero no me des una conferencia. Si me empieza a dar volátiles o mierdas, para ti. No lo quiero. Manda lo que esta dentro de la copa y punto, no me vendas la moto de que el vino tiene que tener defectos. Son ganas de meterse en un nicho aunque creen que imitando a lo que hacen en centroeuropa va a ser un nicho lucrativo, pero dudo que lo sea en España. Solo hay dos tipos de vinos: el bueno y el malo.