Aunque parezca mentira, llevamos ya casi dos años encerrados en la pandemia del coronavirus y poco a poco, mientras se avanza en la lucha para erradicar el virus que ha puesto nuestras vidas en stand-by, se van realizando cada vez más estudios que nos permiten conocer mejor al Covid-19.
Si bien es cierto que la mayoría de las investigaciones se centran en analizar su evolución y variantes y en desarrollar nuevos medicamentos que, junto a las vacunas, ayuden a tratar a los pacientes, también existen otros trabajos que ponen el foco en los hábitos y costumbres de los ciudadanos y en cómo estas podrían hacerlos más o menos propensos a desarrollar la enfermedad.
Uno de los últimos estudios enfocados en la relación entre nuestros hábitos alimenticios y la Covid-19 ha centrado su tesis en uno de los alcoholes más consumidos y populares del mundo: el vino.
Objeto de numerosos debates sobre si su consumo moderado es bueno o no para la salud, según un reciente estudio elaborado por investigadores del Hospital Shenzhen Kangning de China, el vino podría ser un gran aliado a la hora de reducir el riesgo de contraer la Covid-19.
De acuerdo a esta investigación, las personas que beben regularmente cinco vasos de vino tinto a la semana tendrían un 17% menos de probabilidades de contagiarse del coronavirus que aquellas que no consumen ni una gota de esta bebida de uva.
Además, apuntan a que aquellos que ingieren entre uno y cuatro vasos de vino blanco o champagne a la semana tienen, además, un 8% menos de probabilidades de contraer la Covid-19 que los no bebedores.
El motivo detrás de esta insólita protección se debería, según los autores de la investigación, a los polifenoles, un grupo de compuestos químicos capaces de generar sustancias bioactivas beneficiosas para nuestro organismo y que se encuentran presentes en varias plantas y frutas, como, por ejemplo, la uva.
De acuerdo a los expertos, estas partículas podrían actuar de forma inhibidora tanto contra la gripe como contra la Covid-19, adhiriéndose a las células humanas y comportándose como una barrera que ayudaría al organismo a defenderse de estos virus.
Estas partículas, sin embargo, no aparecen en otras bebidas alcohólicas de gran popularidad, como la cerveza o la sidra, por lo que su consumo no ayudaría a prevenir la enfermedad de la Covid-19.
Al contrario, al no tener polifenoles en su composición, los expertos apuntan a que el consumo de este tipo de alcoholes tendría justo el efecto contrario, e incrementaría el riesgo de contraer el virus en casi un 28%.
En este sentido, además, los expertos señalan que cuanto más alcohol se consuma, más probabilidades hay de contraer el virus, y recuerdan que aumentar el número de vasos de vino que se beben a la semana no incrementará la protección contra el virus.
Para extraer estas conclusiones, los autores se basaron en los datos de aproximadamente unas 475.000 personas con una edad media de 69 años, de las que 16.559 habían dado positivo en coronavirus y a las que habían dividido en tres grupos: bebedores, antiguos bebedores y abstemios. No obstante, para corroborar los efectos del vino contra la Covid-19, todavía serán necesarios más estudios.