Por una mínima mayoría, con el 50,9% de los votos, Lula da Silva ha sido elegido presidente de la República de Brasil por tercera vez, doce años después. Los resultados de estos comicios son el reflejo de una tensa campaña de violencia política y polarización para un país que sale muy dividido y con un presidente que tendrá 77 años cuando asuma el cargo, el próximo mes de enero. Su campaña ha estado marcada por la nostalgia, con continuas referencias a la primera vez que llegó a la presidencia, comparando la crisis actual con la situación económica y social que se encontró en aquel entonces.
Es el séptimo de ocho hermanos y su infancia no fue nada fácil. Nació en Caetés, una pequeña ciudad al noreste del país, en una casa de barro. Su familia era obrera, analfabeta y monoparental. Su padre los abandonó antes de que él naciera y los graves problemas económicos por los que atravesaban le obligaron a dejar el colegio muy pronto.
A diferencia de otros candidatos, Lula no ha pasado por la universidad. Comenzó de niño a trabajar como limpiabotas, ayudante de tintorería e incluso vendedor ambulante. Pronto se mudó a Sao Paulo. A los 12 años ya estaba contratado en una fábrica de tornillos, en la que perdió su dedo meñique.
Su carrera política se construyó a partir de su activismo en el sindicato de metalúrgicos. En 1972 fue elegido director del Departamento de Protección Social del sindicato y en 1975 fue ascendido a la presidencia del mismo. Cinco años después, fundó, junto con otros activistas, el Partido de los Trabajadores (PT), que debutó en el mundo político en las elecciones legislativas de noviembre de 1982.
Aspiró a ser gobernador de Sao Paulo y no lo consiguió, al igual que tampoco logró ser presidente en las tres primeras candidaturas: 1989, 1994 y 1998. Su primera presidencia llegó en 2002 y sus índices de popularidad alcanzaron casi el 90%. Tras dos legislaturas, en 2010 abandonaba el poder y ocho años después caía en desgracia al destaparse varios escándalos de corrupción que le llevaron a pasar 580 días en prisión.
Durante su tiempo entre rejas forjó su tercera relación y dice estar enamorado "como si tuviera 20 años". Su primer matrimonio fue con Maria de Lourdes da Silva, que falleció dos años después del enlace por una hepatitis. Ocho años después, se casó con Maria Leticia, con quien tuvo cuatro hijos y que murió en 2017 de un ictus.
Ahora está casado con Rosangela da Silva, socióloga de formación y militante del Partido de los Trabajadores. Inició su romance cuando se encontraba encarcelado por una condena de corrupción y al salir de prisión hizo pública su relación. "Conseguí la proeza de, preso, tener una novia, estar enamorado y que aceptara casarse conmigo", aseguró.
La socióloga es uno de los rostros más visibles de los actos de Lula, acostumbra a participar en reuniones importantes y lleva las colaboraciones del que será el próximo presidente con artistas e influencers. "Vamos a intentar dar un nuevo significado a ese concepto de primera dama", decía en sus redes sociales.
Desde que fuese declarado inocente, en 2021, Lula ha tratado de defender que el motivo de sus condenas fue puramente político. El pasado julio se hizo oficial su candidatura cuando fue elegido en las primarias del PT, en las que consiguió el apoyo de un 94% de los afiliados.
Tras estas elecciones, las más polarizadas de la historia, el que será presidente por tercera vez ha anunciado su compromiso de devolver la fraternidad al país. "Ha llegado la hora de unir a las familias, de superar la actual situación de permanente estado de guerra".