Raquel Sánchez Silva abandona una década para entrar en otra. La presentadora acaba de cumplir 50 años y durante estos días ha reflexionado sobre eso de pasar de los 49 años a los 50, de cambiar de década. “He querido conectar varias veces con vosotros, pero la emoción me ha podido”, escribía anoche en su cuenta de Instagram antes de seguir con una emotiva carta en la que reflexiona sobre lo que ha sido para ella la última década, en la que ha abordado nuevos proyectos profesionales y se ha convertido en madre.
“Me costaba articular palabra al dejar esta década atrás. Ha sido dura, mucho, y muy exigente, y también preciosa. Es la década en la que he descubierto lo fuerte que puedo llegar a ser y en la que me he convertido en la que ahora soy, muy diferente a aquella mujer que cumplía 40 hace ahora diez años”, confesaba la presentadora a sus seguidores.
Sánchez Silva prosigue explicando que “ha sido la década más importante de mi vida en cuanto a la transformación sufrida, la década en la que he sido madre, en la que he formado mi familia y, sobre todo, en la que me he agarrado a la vida y a la esperanza con más furia y determinación”.
El texto lo escribe sobre algunas fotos de los últimos años, siendo la primera una de sus últimos días de embarazo. “Esta foto es de las cinco de la tarde del 21 de septiembre de 2015. Es la foto que elijo para pasar a la década de los 50. Porque sé que nunca imaginé aprender tanto, tener tan claro cómo no quiero ser, lo que no quiero hacer, con quien nunca querré estar. Y me anuncian que de esta década que empieza surgirá otra persona evolucionada que puede que también me resulte irreconocible. Que comience. Creo que estoy preparada”.
Por su parte, a comienzos de enero subía un vídeo reflexionando sobre eso de “los 50 son los nuevos 40”. Según ella, no. “Me encantaría decir que sí y sentirme como si tuviese 40 años, pero no es verdad”, explica. Y lo intenta representar con el trabajo, señalando como, al ser presentadora de televisión, suele verse bien maquillada, algo que aprendido a “asociar al trabajo, no a mi vida”.
“A los 15 me maquillaba como una puerta, a los veintipico empecé a hacerlo menos, y cada vez menos hasta que un día no me maquillé. Decidí que no, que me veía bien y que podía salir todos los días a la calle sin maquillar. Decidí que solo me maquillaría cuando yo creyera que era imprescindible”, cuenta,
“Por eso los 50 no son los nuevos 40. Está muy bien que te quieras tanto, pero un poquito menos de ojeras no vendría mal. Y por la menopausia. Todavía no estoy ahí, pero miro al horizonte y está cerca. A los 40 no estaba”, bromea la presentadora.