El último año la figura de Elvis Presley ha vuelto a primera línea de actualidad con el estreno de su biopic en el cine, que promete ser una de las películas protagonista de la próxima entrega de los premios Oscar, y también por el reciente fallecimiento de su hija Lisa Marie Presley días después de aparecer en los Globos de Oro. Ahora su nombre regresa tras la subasta del avión privado que compró un año antes de morir y que, como todo en su vida, estaba lleno de excesos y lujos, aunque las últimas cuatro décadas ha estado abandonado en pleno desierto de Nuevo México.
Al parecer, el pasado 8 de enero, día del cumpleaños del rey del rock, se produjo la subasta, en la que estuvo presente Priscila Presley, la que fue su mujer, por la que se vendió el jet privado por un total de 241.700 euros tras comenzar la puja en 92.000 euros. “A Elvis le encantaban los aviones y este era uno de ellos. Esta es mi primera subasta y estoy emocionada por estar aquí”, comentó la que fue su esposa.
Tal era su pasión por los aviones que en Graceland, la casa el artista, ahora convertida en museo y punto de encuentro de sus seguidores, hay dos de sus aviones privados expuestos.
Se trata de un Lockeheed L-1329 Jetstar del 62 que compró en diciembre de 1976 por unos 780.000 euros para poder viajar por todo Estados Unidos en sus giras junto a su banda. El avión tenía todo lo que una estrella como Elvis necesitaba. Además de los tres miembros de la tripulación, tenía capacidad para nueve personas, un baño con su propio tocador, el rey del rock siempre tenía que estar perfecto, o unos asientos forrados en terciopelo rojo llenos de glamour o un sofá revestido con paneles de madera con un acabado en dorado.
También cuenta con diferentes aparatos electrónicos que ahora quedan anticuados, pero que en aquel momento eran de lo más modernos, como un microondas o un radiocasete. No obstante, y pese a venderse por un dineral, el avión lleva 40 años en el Centro Aéreo Internacional de Roswell, por lo que su estado dista mucho del que tuvo cuando el cantante lo compró, con un deterioro más que evidente.