La historia nos ha dejado postales que difícilmente se borrarán de nuestra mente y que han protagonizado grandes estrellas. Sin duda uno de esos artistas que a día de hoy hasta las nuevas generaciones reconocen es Elvis Presley, el Rey de Rock and Roll. Durante años fue una de las estrellas más mediáticas, por eso debía tomar ciertas precauciones en sus desplazamientos, lo que hizo que el cantante no volase como cualquier otro, sino que se hiciese con unos cuantos jets privados para poder moverse cómodamente entre grabaciones, conciertos y eventos. Uno de ellos, el más famoso, fue subastado hace unos pocos años.
Pero remontémonos unos cuantos años al pasado, porque lo cierto es que antes de su subasta el Lockheed Jetstar Jet se mantuvo parado durante 30 años en el mismo lugar, en la pista del aeropuerto de Roswell en Nuevo México, una joya que con el paso de los años se ha ido deteriorando, aunque todo sea dicho, su estado podría ser mucho peor. Tras años, su propietario, totalmente desconocido, lo llevó a subasta con GWS Auctions Inc., una decisión que cogió por sorpresa a todos sus admiradores.
Este jet privado de Presley se construyó entre los años 50 y 70, un avión que nació con la premisa de ser vendido a grandes ejecutivos que tuviesen el dinero suficiente como para poder invertir en un avión de tal magnitud y que pudiesen hacerse cargo de sus gastos para así ahorrar tiempo en sus trayectos. En los últimos años parece que los únicos que han admirado el avión han sido curiosos y fans que se han acercado para ver de cerca el que fue el avión privado favorito de Elvis Presley.
En el momento de su subasta el tiempo estaba presente en sus instalaciones pues no había motor alguno y la cabina no estaba en el mejor estado posible, por lo que su comprador tendría que restaurarla si realmente quiere echar el vuelo con el avión. Pero lo más atractivo de su interior con sus sillones de terciopelo en tonalidades granate y con alfombras de un tono parecido.
Para el tiempo que ha pasado a la intemperie lo cierto es que su exterior no está nada mal conservado, con los desperfectos normales que cualquier avión en sus condiciones tendría pero conservando a la perfección el color rojizo y su estructura completa. Al final la puja no subió tanto como se esperaba, aunque lo cierto es que quien se llevó el avión a casa se desembolsó 400.000 dólares.
Pero como comentamos, este no era el único avión privado con el contó Elvis Presley. También tuvo el Lisa Marie que compró a mediados de los 70 y se restauró a gusto del cantante, y el Hound Dog II, similar a este avión rojo pero que parece que algo tenia no era su favorito. Los dos estuvieron en el museo de Graceland desde 1984 pero en 2015 se subastaron, aunque la decisión final fue que ambos aviones permaneciesen en el museo.
El Lockheed Jetstar era en el que Elvis Presley viajaba con su familia y hacía sus viajes más importantes, lo que convierte a este avión privado en una joya de coleccionismo con gran valor para cualquier persona que fuese admiradora del cantante, una demostración más de que el alma de Elvis sigue igual de viva.