Maruja Torres es, sin duda, una de las periodistas más reconocidas de nuestro país. Con más de 60 años de experiencia, Torres lo ha hecho todo en el mundo del periodismo, viviendo en primera persona y cubriendo algunos de los acontecimientos más importantes de las últimas décadas. La periodista tiene mucho que contar, también mucho que denunciar. Llegó al mundo laboral cuando aún era raro ver a una mujer trabajar, menos aún en el periodismo, un ámbito lleno de hombres y de jefes que, como le pasó a ella, uno quiso algo más.
Se lo contaba Maruja Torres a Jordi Évole en ‘Lo de Évole’. La escritora le reconocía que se había hecho un hueco prácticamente a empujones cuando comenzó a relatar un hecho de sus primeros años laborales. “Yo trabajaba extra tomando las noticias deportivas del fútbol. Acabábamos tarde y el jefe de entonces me invitó a ir a tomar un whisky”, a lo que ella dijo que sí porque no veía problema tras haberse pasado trabajando todo el día. Era el año 64 y tenía 21 años.
“Ese tipo llevaba un doble juego. Uno era si podía follarme y otro desprestigiarme, porque yo trabajaba muy bien en ese periódico. Primero me había intentado besar y yo le había arrancado un trozo de labio como primera medida. Además, le dije que tenía novio”, relató Torres.
Entonces la periodista aprendió algo que sigue recordando. “¿Sabes una forma genial de que un tío se ‘destemple’? O sea, se desempalme. Ya en la carretera le digo que me estoy meando, y lo que no le iba era la lluvia amarilla”, explica, comentando que hizo pis delante de él y que nunca más se volvió a comentar nada de aquello.
No obstante, señala que al día siguiente le llamó el director para preguntarle con qué se había hecho su jefe la herida en la boca. “Fue un mordisco que le pegué mientras le gritaba que tenía novio”, le dijo la periodista. “Pues me ha dicho que fue comiendo marisco”, le respondió el director, despertando la risa de Maruja Torres. “Marisco fue exactamente lo que no comió”, sentencia la escritora.
Además, la periodista ha contado otros episodios complicados de su vida. Su padre la abandonó a ella y a su familia, al que califica de “maltratador” con su madre, pero que a ella nunca la tocó.
También explicó que, de haberse casado y tenido hijos, probablemente no habría tenido la carrera que ha hecho. “No tengo instinto maternal, yo he abortado. Era algo que solo los ricos se podían permitir, o los que pedían un préstamo, como yo”, relata.