María Villa, consultora de marketing e imagen de 23 años, nunca se habría visto en la necesidad de cortar su melena si no se hubiese detenido en el alto impacto emocional que provoca su pérdida a causa de los tratamientos oncológicos. "El cabello es un elemento que ayuda a definirnos, nos permite expresar cómo somos y cómo nos sentimos. Es fácil ponerse en el lugar de una paciente que lo pierde y conectar emocionalmente con ella. Cuando conocí la posibilidad de donar una parte de mi propio pelo, ni siquiera lo dudé, a pesar de que me gusta la melena larga", cuenta a Uppers.
La oportunidad se la brindó el proyecto Peluca Solidaria, que fabrica pelucas con pelo donado para pacientes con cáncer sin recursos. Recogen el pelo donado por personas anónimas, a través de la Asociación Española Contra el Cáncer o gracias a la red Peluqueros Solidarios presente en diferentes ciudades de España. María Villa escogió esta última opción y el corte se lo hizo en Urban Style, una de las peluquerías madrileñas que colabora con esta iniciativa. "Prescindir de unos centímetros de cabello sabiendo que hay mujeres que lo han perdido por completo me pareció casi obligado", cuenta.
La pérdida del cabello es un efecto secundario frecuente en los tratamientos oncológicos entre 15 y 20 días después de la primera sesión. El proceso de creación de una peluca lleva también aproximadamente ese tiempo. Carolina, de 49 años, es una de las beneficiarias de una de estas pelucas solidarias. Se está tratando un cáncer de pulmón y, gracias a la Asociación Española Contra el Cáncer, contactó con el proyecto antes de que se iniciase la caída.
"Es una pérdida muy difícil de aceptar. Con el pelo parece que se te va parte de la seguridad que tienes en ti misma, pero una vez que asumes esta idea, estas personas te asesoran y apoyan en todo de manera personalizada. Tienen en cuenta cada detalle, desde el color, la medida o densidad de tu cabello natural hasta la morfología del rostro. Te estudian hasta dar con la peluca que más se ajusta a ti y a tus necesidades específicas", detalla Carolina.
El objetivo de Pelucas Solidarias es precisamente conseguir pelucas naturales que eviten que la mujer tenga que romper con su estética habitual. Los avances en su diseño y elaboración permiten llevarlas con absoluta comodidad, discreción y a tono con el estilo de la paciente, de manera que nadie advertirá si es peluca o no.
El proyecto nació de una iniciativa sin ánimo de lucro de los profesionales de Natura Hair Systems que, después de colaborar con diferentes acciones de carácter social, decidieron involucrarse con los pacientes oncológicos en colaboración con el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).
La fabricación tiene lugar en un taller de confección propio donde se elabora la peluca a partir de una base de materiales transpirables y ligeros sobre la que va el pelo donado una vez tratado. Conciben la peluca como una herramienta más de apoyo psicológico que permite moverse como cualquier otra persona y no como enfermo con cáncer. "Mi estado de ánimo cambió cuando supe que tendría una solución rápida que me permitiría sentirme algo mejor con mi imagen y, sobre todo, lo más pronto posible. Me está ayudando a centrar mi preocupación en mi salud y los fármacos que ayudarán a mi curación", relata Carolina.
Esta fábrica nació en 1964 y fue pionera en la elaboración de pelucas, postizos y sistemas capilares de pelo natural. En 2016 decidieron lanzar Pelucas Solidarias y desde entonces ha ido creando una red de peluqueros solidarios por toda España. Cuentan también con un banco de pelucas oncológicas de fibra sintética de disposición inmediata. Para solicitarla, habrá que certificar en la sede de AECC que es una persona sin recursos.
Su empatía es contagiosa y ha llegado a personas como María, que se permiten prestar atención a esa persona que sufre. "Entiendo que el cabello es una seña de identidad y soy consciente del impacto psicológico y el dolor añadido que puede suponer para una mujer que inicia un proceso oncológico. La melena crece y me alegra pensar que, con un gesto tan insignificante para mí, he podido mejorar en algo la calidad de vida de una paciente de cáncer", indica esta profesional del marketing.
El corte solidario tiene un precio simbólico de 5 euros, si bien puede ser superior si la persona donante desea añadir un corte de diseño. El cabello donado es sometido a un proceso de desinfección, clasificación de los largos, hidratación, confección a máquina de las cortinas de cabello, implantación a la base, corte y, por último, peinado.
No es necesario una edad mínima, pero sí una medida específica de largo para donar, unos treinta centímetros. Para confeccionar la peluca se necesita un mínimo de 300 gramos de cabello. Para hacernos una idea, generalmente cada donación cubre entre 50 y 100 gramos. Lo aconsejable es buscar la peluca antes de comenzar el tratamiento contra el cáncer para que se adapte mejor al color, estilo y textura natural. En caso de que sea ya tarde, el estilista tomará como referencia alguna fotografía y la propia descripción de la paciente.
Las donaciones están permitiendo la elaboración de pelucas con pelo natural y cada vez surgen más iniciativas. Pulseras Rosas emprendió el proyecto 'Tu pelo vale un tesoro' con el fin de ayudar a aquellas personas que no pueden permitirse productos estéticos a causa de su coste económico. El proceso es el mismo. Quien dona se corta la coleta un mínimo de 35 centímetros y la envía a la asociación para transformarla en peluca.
La caída del cabello provoca un fuerte impacto psicológico en la paciente. Se manifiesta en fobia social, ansiedad, depresión, pérdida de autoestima e incluso dificultad para reconocerse. Como consecuencia, su calidad de vida se ve afectada. Aunque existen técnicas y procedimientos médicos para evitar la pérdida, como el enfriamiento del cuero cabelludo, no siempre es posible.
Las donaciones sacan a relucir nuestro lado más humano. Como dice Carolina, "es otra forma de sentirme cuidada, respetada y de entender que no estoy sola en esto. Cuando recibes el diagnóstico, es una de las primeras cosas que, inevitablemente, se te pasa por la cabeza. Luego ya vienen otras preocupaciones, pero la imagen de la calvicie y enfrentarte al espejo altera aún más tu estado anímico y se convierte en un recordatorio permanente del proceso oncológico. Por eso, una peluca con la que puedas identificarte alivia los miedos, la ira y esa frustración". Agradece la actitud abierta de personas como María, con capacidad de captar las necesidades de otras personas y aparcar su ego para brindar un poquito de tranquilidad y felicidad. "Estoy convencida de que nos ayuda a crecer como sociedad", concluye.