Se nos dice que la felicidad está en las pequeñas cosas. O no tan pequeñas. Las casas, la mayor inversión que vamos a hacer en nuestra vida, pueden ser una fuente de conflictos o de bienestar. Adeptos al pensamiento positivo, vamos a centrarnos en las claves decorativas que nos permitirán disfrutar del hogar. Llegar a casa y sentir sensación de alivio es el síntoma de que nuestro entorno funciona como un bálsamo para nosotros. Si no es así, ¡manos a la obra! La revista especializada El Mueble comparte algunas claves.
El orden y la limpieza son básicos para mantener un ambiente armónico. Cada vez aparecen más gurús de orden que comparten de distintas maneras el mantra básico de una casa ordenada: un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.
Para muchas filosofías orientales, un ambiente pulcro y ordenado, y los objetos limpios y en buen estado mejoran el ánimo y, de esa forma, ejercen una influencia positiva en todos los órdenes de la vida.
¿Cómo favorecer el orden? Si la casa no dispone de muchos armarios, hay que hacer acopio de estanterías, cajas y cestos. El mercado del orden cotiza al alza, así que hay muchas maneras de optimizar el espacio.
Una casa con alma es sinónimo de bienestar. Mostrar los recuerdos de la familia y seres queridos, de viajes o de las experiencias que hayan sido significativas en la vida también nos acercan a la felicidad. No se trata de exponerlo todo como en si nuestra casa se hubiera convertido en una almoneda. Se trata de compartir a través de las fotos y otros objetos los momentos de felicidad asociados a ellos.
Si, además, los colocas en zonas muy transitadas, como algunas partes del salón o del dormitorio, la sensación de bienestar será aún mayor, además de un motivo de conversación cuando estés con amigos en casa.
Los recuerdos importantes no tienen por qué ser valiosos, pero si dispones de alguna obra de arte, añadirás exclusividad al ambiente. El vídeo-arte, la fotografía, los grabados o un mueble antiguo de familia pueden hacer que tu casa sea un hogar.
La luz solar nos hace más felices. Regula los ritmos circadianos y nos hace sentirnos más plenos y activos. En una casa, la luz depende de la orientación: una estancia que mire al norte tendrá menos luz que otra que mire al sur. Sin embargo, hay trucos decorativos que pueden dar sensación de más o menos luminosidad.
El primero es no impedir el paso de la luz con cortinajes pesados o muebles mal situados. Usar una paleta de colores claros y engamado también va a potenciar la claridad. Algunos tabiques impiden también el paso de la luz, así que quitarlos, si no son estructurales, también es posible.
Pero el truco más efectivo es la sabia disposición de espejos: tienen la capacidad de agrandar el espacio, crear perspectivas de interés donde había algo anodino y, por supuesto, amplificar la luz.
La naturaleza es sanadora. La popularidad de los baños de bosque y de todas las actividades que se realizan al aire libre está más que justificada desde el punto de vista médico. Por esta razón, rodearse de plantas en casa es una buena idea. No solo renuevan el aire gracias a la fotosíntesis, sino que establecen una relación de armonía con los habitantes del espacio.
Si, además, combinamos las plantas con las flores, es resultado será exquisito. La biofilia es una de las tendencias decorativas al alza, así que cualquier revista de decoración podrá inspirarte.
Y maneja bien los colores. El color influye en el estado de ánimo. Las tonalidades claras, como el blanco y el beige, transmiten paz y tranquilidad, a la vez que consiguen que el ambiente se vea más ordenado y limpio.
El riesgo de crear una decoración aburrida se evita añadiendo complementos de color. Si, además, aprovechas para cambiar de complementos durante el cambio de estación tu casa se verá no solo distinta, sino conectada a la vida. Ocres en otoño, tonalidades pasteles en primavera, los tonos marinos del verano o el rojo y verde navideño harán que tu casa respire alegría.