Los cazadores de herencias ocultas existen: así funcionan las agencias de buscadores de herederos
Hay empresas que se dedican a encontrar personas con derechos sobre legados de fallecidos que no dejaron testamento
Las ganancias de estos busca-herederos dependen de la cuantía de lo que los sucesores reciben al acabar todo el proceso
No hacer testamento puede generar muchos quebraderos de cabeza a los que se quedan en este mundo. Según los datos del Consejo General del Notariado uno de cada cinco españoles fallecidos en 2018 lo hizo sin dejar testamento. No hacerlo implica que sus bienes se repartirán entre los herederos tal y como marca la ley, algo que no es tan sencillo cuando nadie reclama el legado. La ausencia de descendientes conocidos puede dejar el patrimonio en el limbo jurídico, o incluso en el olvido.
En la última década las arcas públicas han ingresado 80 millones de euros procedentes de personas que murieron sin dejar su herencia a nadie. Además el estado anima a gente a dar el chivatazo de estos tesoros ocultos recompensándoles con el 10% de la herencia, siempre y cuando que no hay herederos vivos. Entre 2010 y 2019, Hacienda ha pagado cuatro millones de euros a estos detectores de herencias perdidas.
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Probar que un patrimonio ha quedado sin dueño legítimo conlleva una complicada documentación. Se deben aportar pruebas legales, recibir y verificar esta denuncia. Además Hacienda publica en el BOE un llamamiento para que cualquier aspirante a la herencia la pueda reclamar. Si nadie lo hace, el Estado comienza un proceso adjudicación, con una investigación que por lo general suele durar años.
De ahí que se hayan creado una serie de empresas, personas o agencias que se dedican a buscar herederos de fortunas abandonadas, permitiendo que en España los herederos reciban sus bienes legítimos más rápidamente que por la vía judicial, ya que el colapso de los juzgados retrasa en muchas ocasiones las declaraciones de herederos en los derechos sobre los legados sin testamento.
Estas empresas recurren a una solución muy “simple” para acelerar el proceso, inician una ardua búsqueda de herederos y por lo general suelen resolver en el plazo de un año lo que a la Administración le puede llevar hasta siete ya que a veces es más sencillo encontrar herederos que demostrar que no los hay. Muchas de ellas trabajan codo con codo con personas que les hacen el trabajo de campo a cambio de una comisión si les dan el chivatazo de que existe un legado en busca de heredero.
La reconstrucción del árbol genealógico en no siempre es fácil. Detrás de la propia necesidad jurídica de tramitar una herencia hay una historia familiar que muchas veces refleja la historia del país. En todos los expedientes hay situaciones que dificultan enormemente las investigaciones, como la destrucción de archivos por la Guerra Civil, migraciones familiares, desaparición de personas…
Los buscadores de herederos trabajan con abogados, historiadores y expertos en genealogía para descubrir el parentesco familiar entre dos individuos. El trabajo de estos expertos es complejo, ya que algunos de los fallecidos sin testamento son emigrantes que perdieron el vínculo con sus familias. Por esta razón, los árboles genealógicos permiten trazas líneas de vida desconocidas por los herederos. Sin embargo, este desconocimiento es también un motivo de desconfianza y recelo.
En España tienen derecho a heredar los individuos hasta el cuarto grado de consanguinidad, pero en muchas ocasiones nunca llegan a conocerse quiénes son los herederos legales. Pero no todo es tan fácil como parece. No sólo la desconfianza es la que empapa de incredulidad al cliente cuando recibe la noticia.
Muchos de los posibles herederos no se decantan por adquirir lo que les corresponde, sencillamente porque no se pueden permitir la herencia por el impuesto de sucesiones. La descentralización que presenta España hace que la presión fiscal varíe de una comunidad autónoma a otra, lo que se traduce en una desigualdad notable en el Impuesto de Sucesiones.
Las ganancias de estos busca-herederos dependen de la cuantía de lo que los sucesores reciben al acabar todo el proceso. Generalmente no trabajan si la herencia genera pérdidas para el usufructuario. Las empresas realizan un estudio previo para ver la viabilidad jurídica y la rentabilidad, de la cual se agencian entre un 10% y un 30%.