Riego, plagas y abonado: aprender a cuidar las plantas en verano las salvará del calor
El verano es una época delicada para las plantas, no solo por la temperatura, también porque nuestra ausencia en vacaciones puede hacer que se marchiten o el aumento de bichos que puede acabar con ellas
Las plantas se deben cuidar en todas las épocas del año, pero el verano puede ser la temporada más complicada para mantenerlas en perfecto estado. El calor, irte de vacaciones, la aparición de insectos molestos… Son muchos los factores que juegan en contra de esas plantas que decoran tu salón, tu terraza, el balcón o cualquier otra estancia de casa. Si durante las vacaciones no te vas a la playa o a la montaña, cuidarlas te será más fácil, pero si te marchas unas semana llegan los problemas. Por eso aprender a cuidar las plantas en verano es importante si quieres conservarlas el resto del año.
Cuidados veraniegos básicos
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Con el calor puede llegar la creencia de que hay que regar las plantas más de la cuenta o que el sol es bueno, pero mucho cuidado si no quieres acabar con ellas. Si empezamos por el riego, no todas necesitan la misma cantidad de agua, todo depende del estado de su tierra o el tamaño de la maceta. Uno de los principales consejos es regarlas a primera hora de la mañana o a última hora de la noche, cuando las temperaturas son más frescas y es más sencillo que la tierra absorba la humedad y la conserve más tiempo.
Por su parte cuidado con el sol, ya que es la época en la que es más potente, en especial precaución con las más delicadas. Ya sean de interior o estén en la terraza, procura mantenerlas en lugares frescos en los que reciban luz pero no una exposición directa a los rayos del sol, pues pueden terminar secándose y quemando las hojas o incluso las raíces. Intenta que tengan una buena ventilación y si es necesario pulveriza sus hojas con agua fresca en los día más calurosos.
Que sea verano no significa que las platas no sigan creciendo, por eso, si es necesario abónalas y aprovecha para quitar las hojas secas o las flores ya marchitas para que puedan seguir creciendo de forma sana. Y ojo a los insectos, el verano es una época en la que las plagas están a la orden del día, por eso mismo echa un vistazo de vez en cuando por si ves anomalías en las hojas y de esta manera puedas actuar. Si detectas que puede haber alguna plaga, no dudes en acudir a una tienda especializada donde te ofrecerán tratamientos específicos para tu planta y así eliminar esos insectos que se han apoderado de ella.
¿Qué pasa si me voy de vacaciones?
El verano es el momento en el que casi todo el mundo huye de su hogar para hacer alguna escapada a la playa, al pueblo o a otro país, por lo se suele abandonar la casa unas semanas. ¿Y las plantas? Ellas solas no se pueden mantener, por eso hay que buscar alternativas para que no se echen a perder. Una de las más recurrentes es pedir a un vecino, amigo o familiar si puede acudir de vez en cuando a tu casa para regarlas, pero claro, tú no eres el único que se va de vacaciones y en ocasiones no tienes a nadie que lo haga.
Por ello hay que buscar algunas alternativas para que en tu ausencia las plantas se mantengan lo mejor posible hasta que vuelvas. Lo primero es dejarlas totalmente preparadas antes de salir por la puerta, en un lugar fresco en el que no reciban un exceso de calor pero que sí estén expuestas a la luz necesaria. También es primordial que la maceta sea la adecuada, para estos casos lo mejor es una que mantenga bien la humedad y deje que la tierra transpire, además de tener agujeros en la base para que se pueda soltar el exceso de agua, para lo que será necesario tenerla sobre un recipiente.
El exceso de agua del recipiente puede mantenerla unos días, pero lo ideal es dejar algún modo de riego casero de goteo. Para ello necesitas una botella de agua de plástico en la que harás un pequeño agujero en el tapón. Al ponerla boca abajo poco a poco irá cayendo el agua y la tierra se mantendrá húmeda unos cuantos días.
Llegar a casa después de la vacaciones y que tus plantas estén en perfecto estado no es una tarea fácil, por eso lo mejor es que las prepares para estar unas semanas sin los cuidados necesarios y que puedan aguantar. Unos pocos trucos serán suficientes para que tras el verano sigan igual de vivas y verdes.