El pasado y el futuro de Rolex están vinculados al espíritu emprendedor y pionero de su fundador Hans Wilsdorf. Con tan sólo 24 años, creó una pequeña empresa dedicada a la distribución de relojes. Su objetivo era poder llevar un reloj de pulsera, aunque por 1905 carecían de precisión. Sin embargo, para convencer a la gente de la fiabilidad de estas piezas, decidió equiparlas con un movimiento pequeño de gran precisión fabricado por un taller relojero en Suiza. El éxito no se hizo esperar.
Desde sus inicios Rolex ha buscado la calidad en sus movimientos y precisión cronométrica. Fue en 1910 cuando la marca recibió el primer Certificado Cronométrico Oficial suizo. El primero otorgado a un reloj de pulsera. Años más tarde la empresa Rolex S.A. fue registrada en Ginebra.
Uno de sus relojes más legendarios es el Rolex Oyster, que fue el primer reloj resistente al agua y al polvo que se fabricó. Rolex cambió la industria relojera para siempre en 1926 con el reloj Oyster. Contaba con una caja sellada herméticamente que aseguraba que el movimiento quedaba perfectamente protegido. La caja protege el reloj del polvo y el agua, igual que la concha del molusco protege a la ostra de situaciones peligrosas, de ahí su nombre. Las estrías del bisel y el acanalado del fondo de la caja fueron consideraciones funcionales que, más tarde, se convirtieron en símbolos de identidad visual.
El logotipo de la corona de Rolex no se incorporó hasta comienzos de los años 1930, por lo que los modelos Oyster iniciales no tenían aún el logo. La fuente y el estilo general del reloj, no obstante, no han cambiado mucho con el tiempo. Fue bastante sorprendente en su momento que el Rolex Oyster no solamente fuera capaz de utilizarse en el agua, sino también de evitar que una variedad de líquidos y partículas, como el polvo, entraran en la caja. Todos los elementos estaban atornillados.
Inicialmente había aún algo de escepticismo sobre la parte de resistencia al agua, pero toda la incredulidad se desvaneció después de 1927, cuando una joven nadadora inglesa cruzó el canal de la Mancha llevando un reloj Rolex Oyster. Su nombre era Mercedes Gleitze, y tardó más de diez horas en acabar, pero el reloj seguía funcionando perfectamente bien al final de su trayecto.
Rolex inventó el primer mecanismo automático del mundo con un movimiento Perpetual en 1931. De esta manera nació el Oyster Perpetual. En la actualidad está en la esfera de cada reloj Rolex que se vende. Antes de esta invención se tenía que desenroscar la corona para darle cuerda al reloj manualmente, teniendo que abrir una pequeña zona de la caja, lo cual podía se un riesgo para la durabilidad y la resistencia al agua del reloj. La cuerda automática solucionó este problema. El rotor Perpetual permitió darle cuerda al reloj simplemente llevándolo.
Su idea es totalmente revolucionaria, sitúa su famoso Oyster en la muñeca de la joven nadadora inglesa Mercedes Gleitze, quien cruza el Canal de la Mancha con su Rolex. Tras diez horas de prueba el reloj trabaja a la perfección y Hans Wilsdorf publica en el Daily Mail un anuncio con la proclamación del éxito durante una prueba de esta categoría.
Con ello se comienza una fructífera asociación de Rolex con personalidades de excepción, cuyos logros encarnan los valores de excelencia de los relojes Rolex. Algo que a día de hoy se conoce como Brand Ambassador.
Este tipo de actividad se convierte en común denominador de la presencia de Rolex en sucesos mundiales. En 1935 Sir. Malcolm Campbell rompe la barrera de las 300 millas por hora en su famoso Bluebird en la playa de Daytona. Utilizó un Rolex Oyster en el pulso. Y en 1953 sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay, en expedición dirigida por sir John Hunt, se convierten en los primeros seres humanos en alcanzar la cumbre del Everet, utilizan un Oyster en su muñeca.
Los relojes Rolex siguieron conquistando hazañas. En 1960 el batiscafo Trieste capitaneado por el oceanógrafo suizo Jacques Piccard y el teniente de la Marina Estadounidense Don Walsh, consiguen alcanzar el punto más profundo del océano en la Fosa de las Marianas con 10 mil 916 metros de profundidad. Nace el Deep Sea Special de la marca.
En 2012 la expedición Deepsea Challenge realizada por James Cameron, viaja a 10 mil 908 metros de profundidad en la Fosa de las Marianas. Montan un reloj experimental que destaca –una vez más– el know how en la hermeticidad por parte de Rolex.