La llegada de la Semana Santa, este año sin procesiones, trae consigo que las pastelerías y panaderías se llenen de uno de los productos que esperamos todo el año, las torrijas. De leche, de vino, de miel… todo vale siempre y cuando la jugosidad y dulzor sean protagonistas. Nos gustan. Nos encantan. Pero nuestra tripa no piensa lo mismo. La combinación de pan, azúcar y huevo, todo bien frito, es explosiva. No vamos a pedirte que no te las comas, que renuncies a ellas. Pero sí que te queremos ofrecer una alternativa más saludable con la que el pecado de probarlas sea mucho menor. Fáciles y rápidas de hacer en casa y, además, manchando menos. Toma nota.
El consumo de pan y cereales es uno de los pilares de la dieta mediterránea, pero no todos valen. En nuestro país, el pan blanco sigue siguiendo el preferido de los consumidores, un 74,4% lo compra, de acuerdo con el estudio 'Hábitos de consumo de pan en España'. Aunque es cierto que el pan que encontramos en el súper especial para hacer torrijas es blanco, prepararlas con uno integral será mucho más interesante nutricionalmente hablando.
Puede ser de espelta, de trigo, de centeno… todos son aptos siempre y cuando contengan cereales no refinados. Esto garantiza que todos los nutrientes del cereal permanezcan intactos y convierte a este alimento en una fuente de fibra estupenda. Para las torrijas, lo ideal es que el pan sea del día anterior, pero si se te ha olvidado comprarlo o las quieres hacer en el momento tampoco hay problema ya que las variedades integrales tienen una consistencia mayor que evitará que se desmenuce al mojarlo en leche.
El dulzor es uno de los puntos más importantes de este postre, pero bien es sabido que el azúcar blanco es considerado un veneno por los nutricionistas. Pese a que lo ideal es ir abandonando el azúcar poco a poco y redescubrir el verdadero sabor de los alimentos, si estás acostumbrado a usarlo, hacer unas torrijas sin ningún ingrediente que les dé ese punto golosón te será imposible. Aquí las opciones son diversas. Por un lado, puedes recurrir a edulcorantes tanto granulados como líquidos. Nuestra recomendación es que tires de los segundos ya que hacer las equivalencias es mucho más sencillo y conseguirás ni pasarte ni quedarte corto.
La otra alternativa es emplear otro tipo de edulcorantes naturales como como la estivia o el xilitol. ¿Y qué pasa con la famosa panela, con la miel o el sirope de agave? Se trata de alternativas mejores a azúcar refinado, pero, pese a su origen natural y sus propiedades, tienen un alto poder glucémico y no pueden considerarse un alimento saludable.
La leche que tomamos en el desayuno o con el café, los nutricionistas recomiendan que sea entera, ya que la grasa que posee es buena y, además es más saciante. Ocurre lo mismo que con los yogures, que ya nunca se mandan desnatados, ni en las dietas de adelgazamiento. No obstante, como hemos comentado antes, al tratarse de una receta calórica, hacer la infusión con leche desnatada le quitará unas cuantas calorías por ración. Otra alternativa es prepararlas con bebidas vegetales como pueden ser la de soja, avena o almendra. En este caso, es fundamental que no contengan azúcar y, te aseguramos, que muchas de ellas lo tienen.
Pese a que el huevo es un alimento saludable, el problema que encontramos en las torrijas es la cantidad de energía que tienen concentrada en una porción muy pequeña. Por eso, la idea es ir reduciendo el aporte de cada uno de los ingredientes con los que se elaboran. En el caso de la receta tradicional, después de introducir el pan en la leche, las bañas en huevo batido, como un rebozo normal. Nosotros, en cambio, te proponemos que con ayuda de un pincel de cocina las pintes con él. La cantidad será mucho menor y tampoco desperdiciarás producto.
Tras el remojo en leche infusionada con canela y piel de limón, llega el momento de pintarlas con huevo y, de ahí, directas a la sartén. Los fritos están prohibidos. El alimento absorbe gran parte del aceite en el que se sumerge. Además, durante la fritura se modifica la composición de los alimentos y el mismo aceite pierde los ácidos grasos insaturados al someterse a un proceso de oxidación e hidrogenación.
Sin embargo, te damos una buena noticia. Las torrijas te quedarán buenísimas si sustituyes el aceite por una plancha o por el horno. En caso de que elijas la primera opción, basta con marcar cada pedazo por todos los lados hasta que estén dorados. Si eres más de horno. Coloca las torrijas en una fuente y con él previamente precalentado a 180 grados, ponlas 5 minutos por cada lado (el tiempo puede variar, así que déjate guiar por el tono que adquieran).
Por último, si eres de los que prefieren, una vez que están listas, mojarlas con almíbar en lugar de con la leche infusionada restante, te proponemos un almíbar light para el que necesitarás un vaso y medio de agua, dos hojas de gelatina neutra, esencia de vainilla, canela y edulcorante líquido. Realizarlo es sencillo. Hidrata la gelatina durante cinco minutos y pon en un cazo el resto de los ingredientes a calentar. Antes de que hierva, quita del fuego, añade las hojas y remueve. Ya lo tienes listo para rociar tus torrijas light.
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Preparación: