Pasar tiempo con una persona hace que se forjen vínculos cada vez más fuertes, sobre todo cuando ambos individuos son pareja. Pero quizá hay una conexión inesperada. Las parejas que envejecen juntas logran que su interdependencia sea mayor, tanto que se logra que los latidos del corazón de las dos personas se sincronicen y el latido de ambos se produzca a la vez, o al menos es lo que exponen los investigadores de la Universidad de Illinois tras analizar los resultados de su último estudio.
En la investigación los autores han analizado cómo es la dinámica de las relaciones a largo plazo cuando los dos miembros de la pareja están cerca uno del otro, comprobando como su frecuencia cardíaca es capaz de sincronizarse. Un estudio novedoso ya que, como explica uno de sus autores, Brian Ogolsky, en este caso se centran en la proximidad entre la pareja para evaluar su estado de compromiso. Claro está que el resultado no será el mismo dependiendo del contexto de la pareja, si está desgastada y la discusión es un habitual, o por el contrario hay una interacción afectuosa.
Para la elaboración del estudio contaron con diez matrimonios heterosexuales con edades comprendidas entre los 64 y los 88 años que mantenían una relación estable de entre 14 y 65 años. De esta manera, se les hizo un seguimiento durante dos semanas en las que se les midió la frecuencia cardíaca y su proximidad cuando estaban en casa. Para ello, utilizaron una pulsera que medía los latidos de su corazón y otro dispositivo encargado de la proximidad.
No obstante, para conseguir mejores resultados, se instaló en los hogares de las parejas sensores para monitorear esos dispositivos y ver en tiempo real su cercanía física. Además, cada mañana llamaban a los participantes para que se pusieran tanto la pulsera como el sensor, mientras que por las noches se realizaba otra llamada para conocer cuestiones sobre su salud o la relación a lo largo del día con el cónyuge. Con todo ello, los investigadores tenían los datos necesarios para desarrollar su investigación.
Así, analizando los datos, cuando la pareja estaba cerca el ritmo cardiaco de ambos corazones se sincronizaban, pero destacan cómo uno de los músculos es el que lidera es el que lidera el latido, mientras que el otro lo sigue.
No queda claro un patrón de seguimiento, ya que en unos casos del análisis era la mujer la que lideraba ese latido, mientras que en otros era el hombre. Lo que esto sugiere es "un delicado equilibrio. Cuando un compañero activa al otro, comienzan un baile único a nivel de pareja que afecta su fisiología y sus patrones a lo largo del día", explicaba Ogolsky.
"Descubrimos que cada día es un contexto único que cambia según las circunstancias. Las interacciones de pareja, sus actitudes, comportamientos, ya sea que estén cerca o lejos, cambian todo el tiempo. Incluso a lo largo de 14 días, las parejas no son lo suficientemente consistentes en este tipo de patrones objetivos como para permitirnos sacar conclusiones a nivel de pareja. Solo podemos hacer predicciones a nivel de día", concluyó.