Últimamente os habéis metido en un bucle de discusiones. O bien, pasas de una relación a otra y notas que se acumulan las frustraciones. En los dos casos, sientes que intentas vivir tu relación de pareja con ganas e ilusión, pero no surte efecto. Cada día, cada pequeño proyecto es un conflicto. No conseguís superar viejas rencillas y sientes que tu pareja no te valora. Necesitas hacerle un 'lifting' a la relación pero no sabes cómo. Sandra Ferrer, psicóloga, experta en autoestima y relaciones personales y autora de 'Querida mía', aporta las claves.
Cuando los conflictos son habituales, es posible que alguna de tus relaciones anteriores esté marcando la relación actual. "Si tienes una herida en carne viva en el brazo y te vas chocando con cualquier cosa, te va a doler. Antes, tienes que curarte, conocerte", asegura esta psicóloga, experta en autoestima y relaciones personales.
Cuando eso ocurre, es fundamental no aferrarse al pasado y fluir con la historia y los sentimientos del presente. ¿Pero qué es exactamente fluir?
Hay que definir bien este concepto. Fluir no es ir de relación en relación ni tampoco quedarse anclado en una relación estable. Todo depende de lo que le mueva a cada uno. "Fluir es estar relajado y en armonía con lo que te hace bien", asegura Sandra Ferrer.
Sin embargo, no está asociado únicamente a las emociones positivas, sino con lo que sentimos de manera genuina, incluso si son emociones negativas. Las emociones negativas pueden ser funcionales y servir para deshacernos de algo que nos hace daño. Pero hay que ser consciente de ese valor, saber acompañarse a uno mismo y aprender a cultivar la auto-amabilidad.
Para saber si estamos fluyendo en el amor hay que observarse. La persona que no fluye está continuamente comprobando si la otra persona está o no enamorada y le somete a pruebas de manera constante.
Este mecanismo de protección es normal, con algunos límites. "Si me estoy guiando con estas suspicacias es bueno pararse y ver que no se está relajado. Pararse, mirar y observarnos. ¿Estoy siendo suspicaz? ¿Qué estoy mirando de más?", señala Ferrer .
El inglés es contundente: enamorarse es 'fall in love'. Esa 'caída' da muchas pistas del terremoto emocional que es estar rendido a los encantos de otra persona. "Hay algo que cambia, que nos desestabiliza, en el enamoramiento", apunta Ferrer. "Llegar a esa paz en la que nada me perturba es algo que hay que soltar (es una falacia). Las relaciones se mueven, pasan por crisis. Hay que aceptar que las emociones no son estáticas, no son estables", asegura la psicóloga.
En opinión de esta experta, lo único estático en una relación debe ser la sensación de que uno permanece estable en su centro. La idea de que el amor solo da tranquilidad, alegría y sosiego no existe. "Las emociones nos informan por qué camino seguir. Si las obviamos, no avanzamos", señala Ferrer.
"El tiempo no lo cura todo. Da más distancia, pero luego viene otra persona, te vuelve a mover y se vuelve a activar esa herida". Por eso, lo primero es comprender qué pasa y observar el dolor sin aferrarse a él, sino con cariño. "Estar con mi herida viéndola, compadeciéndome de mi propio dolor. Estar conmigo, no en un enfado sino romper esto y decir 'todavía me duele'. Hay que poner amor en nuestro miedo", explica Ferrer.
El objetivo de esta mirada compasiva es iniciar el camino hacia nuestra propia confianza, en opinión de esta profesional.
Cuando nos han hecho daño en el amor o vivimos en una relación donde prima el conflicto, el miedo es el sentimiento que se instala en uno de los miembros de la pareja.
"Tener miedo es normal. Sin embargo, si pongo el miedo en manos de otro, un miedo que no sé ni de dónde me viene, y espero a que el otro te dé lo que estás anhelando, el comienzo de esa relación ya no es bueno. Se está sesgando el desarrollo natural del encuentro", asegura Ferrer. El miedo hace que necesitemos validar si la relación merece la pena, si realmente somos la persona de la que nuestra pareja está enamorada.
En ese caso, entramos en una ruta equivocada: convertimos al otro en el objeto de la relación. "Me centro más en observar a esa persona, evaluarla, en analizar sus conductas", explica Ferrer. Y en una relación es importante ser sujeto: "yo soy parte activa de la relación. No hay que estar en la observación pasiva de lo que el otro hace", señala la psicóloga. La proactividad en el amor, y en casi todos los aspectos de la vida, nos lleva a vivir mejor cada experiencia. Solo por eso merece la pena liberarse del corsé del miedo.